madre elisa fundadora

  • CRISTO LE PARTÍCIPA DE SU CRUZ EN LA FUNDACIÓN Y CON LA JERARQUÍA

    Esta obra fue comprendida y auxiliada por la sociedad Antioqueña; para el sostenimiento de las niñas le enviaban alimentos sanos y decentes de los hoteles. Las fábricas regalaban sus productos cuando menos se esperaba y los benefactores iban surgiendo de manera providencial. Fundación en La Ceja: En medio de dificultades , entre ocasos de pobreza y de incomprensión, ELISA va recorriendo su camino cubriendo etapas y afirmando su obra. Para el trasteo a La Ceja.
  • DESTIERRO

    Como en Medellín no tubo eco su proyecto de fundación, con ánimo confiado y profunda fe , se dirige a Popayán (Cauca) en el año de 1946 donde es acogida por Monseñor Diego María Gómez Tamayo, Arzobispo de esa ciudad y orientada por el Padre Fray Heriberto Santamaría, sacerdote dominico quien la anima y exhorta a aprovechar el permiso otorgado por el Señor Arzobispo.
  • A LAS PUERTAS DE LA FUNDACIÓN

    Una vez más el Pbro. Santamaría con su espíritu de fervor dominicano, marca la etapa decisiva en el inicio de la CONGREGACIÓN DE HERMANAS DOMINICAS SIERVAS DE LA EUCARISTÍA Y DEL ROSARIO; pues es él quien escucha y orienta los pensamientos y acciones que el espíritu suscita en el alma fiel de ELISA.
  • MADRE ELISA COMPARTE SU CRUZ CON CRISTO

    Madre ELISA asume su cargo de superiora de la naciente congregación sin descuidar la casa de Mater Dei en Medellín, a su paso se encuentra con la inconformidad de la Junta; esto constituye para ella un nuevo calvario, el que comparte epistolarmente con su director espiritual; quien la anima enérgica y paternalmente diciéndole: “pueda que se presenten ahora dificultades como es natural que se presenten si la obra viene de Dios; puede que haya necesidad de sacrificios.
  • SU CASA TALLER EN POPAYAN

    Dos días después ELISA recibe un decreto del Señor Arzobispo en el que se le declara insubsistente a su cargo de superiora de las Bernarditas. Ella dialoga con el prelado y acepta porque descubre en su persona la voluntad de Dios. Él por su parte nombró al Padre Santamaría como director espiritual de la casa-taller.
  • DECRETO CRUCIAL EN LA VIDA DE ELISA

    El 19 de marzo de 1946, día de la Solemnidad del glorioso patriarca San José, es otorgado el permiso para la fundación de la Congregación de las Hermanas Dominicas Siervas de La Eucaristía y del Rosario; encargando al Padre Santamaría de orientar en todo cuanto requiere una fundación que dé solidez y garantía de estabilidad a la naciente Congregación.
  • UN SUEÑO HECHO REALIDAD

    Después de cinco día de retiros, el 25 de marzo de 1946, día de la Anunciación, se lleva a cabo en el templo de Belén, una de las reliquias históricas de Popayán; la ceremonia de toma de hábito de ELISA y cinco compañeras; presidida por el Señor Arzobispo Diego María Gómez T.
  • DOLOROSA SEPARACIÓN PROVIDENCIAL

    Junto con Madre ELISA trabajó denodadamente por el progreso de la congregación teniendo como base el camino de la puerta angosta que conduce a Cristo, el que se nos muestra en los acontecimientos de cada día. Cuando todos los proyectos de Madre ELISA parecían marchar sobre ruedas, surge una cruz más para ella. El Padre Santamaría quien constituía su mano derecha, después de tener elaboradas la Constituciones de la congregación para enviarlas al prelado; le comunica la dolorosa.
  • ALGUNAS CONSECUENCIAS

    La Madre ELISA jamás pensó que el haberse apoyado en el Padre Fray Heriberto Santamaría, le trajera tantos sinsabores; entre ellos las diferencias que se presentaron con el Padre Zamora, quien le discute que el hábito y el nombre que lleva su Congregación es dominicano.
  • LA COMUNIDAD EMPIEZA A EXTENDERSE

    La Madre ELISA, segura de la protección maternal de la excelsa Madre de Dios, sabía confiarle siempre sus planes y proyectos. El trece de este mismo mes logró firmar la escritura del nuevo terreno, en la ciudad de Palmira, cerca del templo de la Trinidad, con el cual procuró a su Congregación una casa adecuada para el noviciado. En su capilla reposan sus restos.
  • SIERVAS DE LA MADRE DE DIOS

    Madre ELISA siempre había tenido un entrañable amor por la Santísima Virgen bajo el título de Madre de Dios. A raíz de las diferencias con los dominicanos, surge la idea de asignarle a la congregación el nombre de SIERVAS DE LA MADRE DE DIOS, idea que también tuvo el prelado. Ella acepta complacida. Solicita el decreto que autorice el cambio de hábito y el nombre de la Congregación.
  • PERSONALIDAD DE MADRE ELISA

    a Madre ELISA hizo suyas las palabras del profeta Isaías 61-1: “El Espíritu está sobre mí, porque el Señor me ha consagrado; me ha enviado a dar buenas noticias a los pobres”. La caridad con los pobres y la devoción a la Santísima Virgen impulsaron su espíritu de mujer Antioqueña y llena de Dios a una entrega total con la fundación de la congregación, de la cual estuvo al frente tan solo 4 años, llenos de esfuerzo y alegría, que fueron la base para mantener firme su obra.
  • ALGO MÁS DE HISTORIA

    “La obra crece”… Así se lo recuerda el Padre Juan Punset, Misionero Claretiano, en carta del 13 de enero 1950. “Todo lo que ha logrado es una bendición especial, y los ruegos y súplicas del Padre Jove, que tanto le ayudó a su obra. Desde que él murió la obra de Mater Dei ha ido prosperando bendecida por Dios y alabada por los hombres. Yo no olvido a Mater Dei por el que tanto trabajé en Medellín, hasta enfermarme de muerte por atenderla y cumplir con mi deber.
  • OCASO DE SU VIDA

    Después de terminar esta tarea, en los primeros días de septiembre, se sintió muy mal, con un fuerte cólico a la vesícula. Requirió operación que se practicó el 10 de septiembre. Antes hizo su confesión general y emitió sus votos perpetuos recibidos por el Padre Carlos Madrid. Dejó constancia de que la casa de Mater Dei era de su posesión y la dejó como herencia a la congregación. En estos momentos se dirigió a sus hijas con estas palabras.
  • UN APÓSTOL INFATIGABLE

    Madre ELISA contó con la colaboración de excelentes sacerdotes, quienes la orientaban dándole seguridad en las diversas etapas como fundadora. Dios le permitió conocer a un fiel servidor de Cristo, el Padre Silvestre Apodaca, Misionero Claretiano, instrumento para el crecimiento y la vitalidad de la obra. El retomó las constituciones anteriormente elaboradas por el Padre Santamaría y las enriqueció con la audacia y el empeño que lo caracterizaron.