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En octubre de 1469 Isabel de Castilla y Fernando de Aragón se casaron en Valladolid. Este matrimonio no supuso la unión de los dos reinos, únicamente quedaron unidos en las personas de los reyes.
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Juana nace en 1479 y es educada con esmero, hablaba francés y latín; que eran las lenguas internacionales de la época y escribía sin la menor dificultad. Apasionada por la música, tocaba varios instrumentos, y la Corte se sentía orgullosa de la Infanta. A los diecisiete años, sus padres la desposan con Felipe el Hermoso de dieciocho años, hijo del Emperador Maximiliano de Austria y Soberano ya de Flandes y Borgoña por el fallecimiento de su madre.
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Poco después de ser desposada, la princesa Juana viajó a Flandes, donde conoció a Felipe y desde el primer momento se sintieron profundamente atraídos. La boda se celebró el 18 de octubre de 1496 y desde entonces residieron en Gante y Bruselas. Juana encontró dificultades para adaptarse al nuevo país y a las costumbres de la corte flamenca.
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Fue la primera hija del matrimonio de Felipe y Juana
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El 25 de febrero de 1500 nació el primer hijo varón de Juana y Felipe, a quién llamaron Carlos, con el título de duque de Luxemburgo como heredero del trono.
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Nace la tercera hija de Felipe y Juana que recibió su nombre en honor a su abuela, Isabel la Católica.
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Tras la muerte sucesiva de los herederos de Castilla y Aragón (el hermano de Juana; Juan en 1497, su hermana mayor Isabel en 1498 y el hijo de esta llamado Miguel en 1500), Juana y Felipe se desplazan a la Península en el año 1501, para ser reconocidos como los herederos.
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Cuando Juana y Felipe llegan a la Península son recibidos por los Reyes Católicos en Toledo, donde, reunidas las Cortes de Castilla el 22 de mayo de 1502, juraron como heredera de la corona a Juana y como consorte al archiduque Felipe; la misma ceremonia se celebro meses después en Zaragoza.
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Fue el cuarto hijo del matrimonio de Juana y Felipe.
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El archiduque, que extrañaba el clima y las costumbres castellanas, decide regresar rápidamente a Flandes, y Juana, ante la insistencia de la reina Isabel, se queda en Castilla muy disgustada por separarse de su esposo. No obstante, esta separación dura hasta 1504 cuando Juana, tras enfrentarse con su madre en el castillo de La Mota, se embarca para Flandes.
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El 25 de noviembre de 1504 muere la reina Isabel, dejando en su testamento nombrada heredera a su hija Juana y, en el caso de no poder gobernar, por enfermedad o ausencia, se encargaría de la regencia D. Fernando.
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Las Cortes, reunidas en Toro en 1505, juran a Fernando como regente del reino de Castilla.
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Quinta hija del matrimonio de Juana y Felipe
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Juana y Felipe, no conformes con lo acordado en las Cortes de Toro, regresan a España en abril de 1506. Allí Felipe desea la regencia y, apoyándose de la alta nobleza castellana, lo consigue con el Tratado de Villafáfila firmado el 27 de junio de 1506. Tras esto Fernando se retira a sus estados de Aragón y se casa con Germana de Foix con la que tuvo un hijo que murió pocas horas después.
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El 25 de septiembre de 1506 muere Felipe en Burgos, por lo que se forma un Consejo de regencia que, presidido por el Cardenal Cisneros, reclamó la vuelta del Rey Católico. Esta segunda regencia de Fernando en Castilla duró nueve años; de 1507 a 1516.
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Sexta hija del matrimonio de Juana y Felipe, nació después de la muerte de su padre.
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El 15 de febrero de 1509, la reina Juana fue trasladada, con su hija Catalina, a Tordesillas (Valladolid), donde vivió 46 años bajo la custodia de los marqueses de Denia.
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El 23 de enero de 1516 muere Fernando el Católico, dejando de heredero de sus estados patrimoniales a su nieto Carlos, primogénito de Juana y Felipe, y heredero también de la corona de Castilla.
Hasta la llegada del nuevo rey, que se encontraba en Flandes, asumió la regencia el Cardenal Cisneros. Y nadie hablaba de los derechos de doña Juana que, encerrada en Tordesillas, permanecía envuelta en la leyendas hasta la Guerra de las Comunidades. -
En la resistencia que oponen las Comunidades de Castilla al absolutismo monárquico de Carlos I, la figura de la reina vuelve a adquirir importancia, al apoyarse los comuneros en Juana por considerarla la legítima soberana de Castilla. Los comuneros establecen su sede en Tordesillas, pero finalmente son derrotados
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El 12 de abril de 1555 muere Juana de Castilla en Tordesillas (Valladolid). Su hijo Carlos morirá 3 años más tarde.