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Secuencia de desapariciones forzadas torturas homicidios, detenciones arbitrarias y masacres. Las víctimas fueron señaladas como supuestos colaboradores de la guerrilla. Mueren 245 personas a lo largo de todo el periodo.
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El sacerdote tiberio Fernández fue interceptado por los paramilitares, lo capturaron a él y a sus acompañantes. Dos amigos y una sobrina Fueron torturados y víctimas de la violencia sexual. Los cadáveres fueron descuartizados y el del párroco fue rescatado del las aguas del rio del cauca.
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Ocho hombres encapuchados y armados asesinan a las personas que se encontraban en los billares en el casco urbano del rio cauca.
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3.500 personas fueron desplazadas como consecuencia de una acción coordinada entre paramilitares y ejercito el día 28 de ese mes los paramilitares aterrorizaron a los pobladores campesinos afrodescendientes. Marino López jugo futbol con su cabeza y después arrojaron su cuerpo desembrado al rio.
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Mencionan a sus víctimas y las asesinan, además queman una tienda que era propiedad de la maestra y un supermercado en la plaza central.
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Grupos paramilitares sacan la fuerza a las personas de sus viviendas, una educadora y cuatro integrantes de la junta de acción comunal fueron asesinados y abandonados en lugares cerca a la población.
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Los sobrevivientes de El Salado, en coordinación con la Infantería de Marina, decidieron cavar fosas comunes para enterrar a los muertos, considerando su avanzado estado de descomposición por exposición a la intemperie por más de 24 horas. Se cavaron cuatro fosas comunes en las áreas aledañas al parque principal y allí fueron colocados los cuerpos envueltos en hamacas. Otra parte fue enterrada en el cementerio ubicado en las afueras del casco urbano
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Un grupo de paramilitares saco a la fuerza a 5 personas de sus hogares y las ejecuto inmediatamente. Una de las victimas era un anciano de 74 años y otras dos eran de 15 a 16 años.
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Las farc atacaron una ambulancia y una volqueta que circulaba por la via. En este ataque murieron 5 personas, dos de ellas era padre e hijo.
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40 paramilitares llegan a pártete, van con el mando explícito de encontrar a los hombre de cada familia, y al no encontrarlos torturan a niños y adultos. Les cortan las cabezas a las Wayuu sin importarles su edad y el respeto que tenían en su comunidad, y las clavan en estacas a las puertas de los ranchos.