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Hacia el 3100 a.C., el rey Narmer unificó el Alto y el Bajo Egipto, creando el primer gran reino del Nilo. Desde entonces, los faraones llevaron la doble corona como símbolo de unidad. Esta unión permitió organizar la agricultura, el comercio y la religión, consolidando una de las civilizaciones más poderosas y duraderas de la Antigüedad. -
La escritura fue inventada por los sumerios en Mesopotamia hacia el 3.500 a.C. usando dibujos y signos llamados cuneiformes en tablillas de barro.
Sirvió para llevar cuentas, hacer leyes y guardar historias, y marca el inicio de la Edad Antigua. Con la escritura acaba la prehistoria y comienza la Historia -
Las pirámides egipcias, como la de Keops, se construyeron durante el Imperio Antiguo como tumbas para faraones. Miles de trabajadores trasladaban enormes bloques de piedra usando rampas y trineos. Estas estructuras simbolizaban la ascensión del faraón al más allá. Hoy son un legado de la organización, la fe y la grandeza de la civilización egipcia. -
La Guerra de Troya, narrada por Homero, enfrentó a griegos y troyanos durante diez años. Según la leyenda, comenzó por el rapto de Helena por el príncipe Paris. Héroes como Aquiles y Héctor lucharon hasta que los griegos vencieron con el famoso “caballo de Troya”. Es difícil separar mito de realidad, pero su historia marcó la cultura occidental. -
Los fenicios, grandes comerciantes del Mediterráneo, crearon hacia el 1100 a.C. el primer alfabeto fonético. Con solo 22 signos para representar sonidos, simplificaron la escritura usada hasta entonces. Su sistema fue adoptado por griegos y romanos, y de él provienen los alfabetos modernos. Gracias a los fenicios, escribir y comerciar fue más fácil y rápido. -
Los Juegos Olímpicos comenzaron en Olimpia en 776 a.C., en honor a Zeus. Se celebraban cada cuatro años e incluían carreras, lucha, disco, jabalina y carros. Los participantes eran hombres libres y competían desnudos. El premio era una corona de olivo y la gloria eterna. Inspiraron los Juegos modernos, iniciados de nuevo en 1896 en Atenas. -
Según la leyenda, en 753 a.C. los gemelos Rómulo y Remo, hijos de Marte y amamantados por una loba, decidieron fundar una ciudad. Tras una disputa, Rómulo mató a Remo y se convirtió en el primer rey de Roma. Este mito simboliza la fuerza y destino de grandeza que acompañó a la futura capital del Imperio. -
En 509 a.C., Roma expulsó a su último rey, Tarquinio el Soberbio, y estableció la República. El poder se repartió entre cónsules y un Senado, formado por aristócratas. La República se basaba en leyes y magistraturas, lo que dio estabilidad a Roma. Gracias a este sistema, la ciudad expandió su dominio por Italia y el Mediterráneo. -
En 490 a.C., los persas invadieron Grecia y desembarcaron en Maratón. Los atenienses, pese a ser menos, vencieron con valentía y estrategia. Un soldado corrió hasta Atenas para anunciar la victoria y murió exhausto; de ahí viene la palabra “maratón”. Este triunfo dio confianza a los griegos frente al gran Imperio Persa. -
Alejandro Magno, rey de Macedonia, emprendió en el 334 a.C. la conquista del Imperio Persa. Con su genio militar derrotó a Darío III en batallas como Issos y Gaugamela. Tras años de victorias, llegó hasta Egipto y la India, fundando ciudades como Alejandría. Su imperio unió Oriente y Occidente, difundiendo la cultura griega. -
En el 27 a.C., Octavio, sobrino de Julio César, recibió el título de Augusto. Se convirtió en el primer emperador de Roma y puso fin a las guerras civiles. Bajo su mando, comenzó la Pax Romana, un largo período de paz y prosperidad en el que Roma consolidó su poder, expandió sus fronteras y florecieron el arte, la arquitectura y la cultura. -
En el año 313, el emperador Constantino, junto con Licinio, promulgó el Edicto de Milán. Con él, se reconocía la libertad de culto en todo el Imperio Romano, poniendo fin a la persecución de los cristianos. Este hecho marcó un giro decisivo en la historia, ya que el cristianismo pudo crecer abiertamente y se convirtió más tarde en la religión oficial. -
En el 285 d.C., el emperador Diocleciano dividió el Imperio en dos: Occidente, con capital en Roma, y Oriente, con capital en Bizancio (luego Constantinopla). El objetivo era gobernar de manera más eficaz un territorio tan vasto. Esta división fortaleció temporalmente la administración, pero también creó diferencias políticas y culturales que marcarían la historia de Europa. -
En el 476 d.C., el último emperador de Occidente, Rómulo Augústulo, fue depuesto por el jefe bárbaro Odoacro. Con este hecho simbólico se considera caída Roma, tras siglos de crisis internas, invasiones bárbaras y debilidad económica. Mientras tanto, el Imperio de Oriente sobrevivió como Imperio Bizantino durante casi mil años más.