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1400 BCE
Torá
Se podría decir que es el primer canon del que tengamos recuento. Desde que Moisés terminó de preparar esos libros ya eran conocidos para el pueblo. Dios le dijo a Josué que debía guardas sus instrucciones. La fecha es una inferencia que hago a partir de los datos del CBA 1, pp 504-505 -
600 BCE
Gestación del Canon
Es hacia el siglo VI a.C. que comienza a gestarse el canon del AT como lo conocemos. Aunque la división es diferente de la que nosotros tenemos en nuestras Biblias, incluiría los mismos libros que los protestantes aceptamos, según el Gran diccionario enciclopédico de la Biblia (Berzosa 2013), 702 . -
500 BCE
Canonicidad del pentateuco
La Ley (torah) era tenida en muy alta estima, considerara inspirada y canónica. Este es el tiempo de Esdras y Nehemías y se nota la gran reverencia que se tenía a la Palabra de Dios. Parece que para muchos La Ley incluía más que los cinco libros de Moisés (CBA 1, 41) -
332 BCE
Daniel entre los Libros Sagrados
Según un relato de Josefo los judíos tendrían en estima el libro de Daniel y lo estudiarían, porque le mostraron a Alejandro Magno una profecía concerniente a su conquista de Persia. Esto mostraría además evidencia de que el libro de Daniel se escribió antes del siglo II (CBA, 42-43). -
280 BCE
Canon Alejandrino
Según el Gran diccionario enciclopédico de la Biblia (p. 705), lo que se ha dado en llamar “Canon Alejandrino” es una yuxtaposición de leyendas, en la que los cristianos agregaron que los 70 tradujeron los libros deuterocanónicos también. Pero, tanto en Alejandría, como en otros lugares, los judíos aceptaron el “Canon de Palestina”. -
180 BCE
Evidencias del Canon Hebreo
En el libro Eclesiástico, o la Sabiduría, de Jesús ben Sira se alude por lo menos a 19 de los 24 libros del canon hebreo. Esto da evidencia que ya para el año 180 había una colección de libros aceptada por la mayoría de judíos (Diccionario Bíblico Adventista, 201) -
132 BCE
Evidencias de la división del Canon Hebreo
Los judíos dividían su canon en tres partes o secciones: la Torá, los Profetas y los Escritos. La referencia clara a esto está en el prólogo escrito por el nieto de Jesús ben Sirá, quien tradujo al griego la obra de su abuelo (Diccionario Bíblico Adventista, 201). -
100 BCE
Colección de libros de Judas Macabeo
Cerca del año 100 a. C. Judas Macabeo hace una colección de libros sagrados. En el relato de 1 y 2 de Macabeos se mencionan a personajes como Daniel y los jóvenes hebreos, Abraham, José, Caleb, David, Elías, entre otros, indicando que conocían los libros que contaban sus historias (DBA, 201) -
96 BCE
La Carta de Aristeas
Escrita entre el 96 y el 63 antes de Cristo, en este documento aparece el primer testimonio de la expresión “Escrituras” usada para designar ciertas partes de la Biblia. Los escritores del Nuevo Testamento usarían esa expresión en sus escritos para referirse al Antiguo Testamento (CBA 1,44) -
31
Cristo y los Apóstoles
Cuando aparece el Señor Jesús en escena los judíos ya tenían un consenso sobre los libros canónicos, aunque el canon del AT se afirmaría unos pocos años después. Pero, tanto Jesús como los apóstoles consideraban las Escrituras como dotadas de plena autoridad. Por ello la citaron mucho. (CBA 1, 44) -
90
Concilio de Jamnia
Bajo el liderazgo del Rabino Eleazar ben Azarías fue posiblemente en este concilio que quedó fijado el canon hebreo, o AT para nosotros. Fue un proceso de muchos siglos, aunque como se ha mostrado antes los judío ya reconocían una división autorizada en las Escrituras (Berzosa 2013) pp 702-704. -
150
Padres Apostólicos
Los llamados padres apostólicos no aceptaban los libros apócrifos (CBA 1, 46). Ellos vivieron inmediatamente después de la muerte de los apóstoles de Jesús y no citaron esos escritos no autorizados. Se ceñían a los libros aceptados por los judíos como canónicos, es decir los 24 libros (que para nosotros son 39). -
382
Jerónimo
Según el CBA 1 es el último escritor de una Iglesia en la que estaba entrando la apostasía, en argüir que no se deben aceptar los libros apócrifos. Fue el traductor que nos dio la Vulgata. Pero su influencia en este punto se vio eclipsada por otros líderes. -
393
Concilio de Hipona
Agustín de Hipona, siguiendo a otros padres de la iglesia antes que él, propone un canon que incluye los apócrifos. Es de especial relevancia para este punto su influencia en el concilio de Hipona y Cartago. Así que esto neutralizaría la influencia de Jerónimo y su traducción (Berzosa 2013). -
1534
Traducción de la Biblia de Lutero
En su traducción de la Biblia, Lutero dijo lo siguiente sobre los libros apócrifos «Libros que no deben ser considerados iguales a las Sagradas Escrituras, pero que no obstante son útiles y buenos para ser leídos». No rechazó del todo los apócrifo (Berzosa 2013). -
1546
Concilio de Trento
Por los debates originados en la Reforma Protestante, y para hallar apoyo a doctrinas que no podían sostenerse con los protocanónicos, la Iglesia Católica abordó el tema del canon de forma directa en el concilio de Trento, reconociendo los apócritos como dotados de autoridad (CBA 1, 47). -
Concilio de Dordrecht
En este concilio la Iglesia Reformada se ocupó de los libros apócrifos. Gomarus y otros reformadores se propusieron la eliminación de esos libros de las Biblia impresas. Aunque la exigencia no prosperó, la decisión del concilio fue oponerse al uso de esos libros (CBA 1, 48). -
La Confesión de Fe de Westminster
Esta es una reacción al Concilio de Trento y afirma el canon hebreo sin los libros apócrifos. Más aún, indicó que esos libros se podían leer pero solo como escritura humana, pues al no ser inspirados carecen de autoridad divina para la Iglesia de Dios (Berzosa 2013). -
El libro de oración común.
Muestra la postura un poco más liberal de la Iglesia Anglicana respecto a los libros apócrifos. Llega a recomendar algunas secciones como lecturas para días de fiesta, o como lectura diaria para algunas semanas en el otoño. Aunque sí hacen diferencia entre apócrifos y canon (CBA 1, 48) -
Los modernistas
Aunque se ha constatado en esta línea de tiempo un debate sobre qué debe incluir el Antiguo Testamento, la verdad es que hay un peligro muy grande en nuestra época: «No cree[r] en la inspiración de los libros del Antiguo Testamento ni en su origen remoto» (CBA 1, 48).