-
Aristóteles dividía los seres vivos en dos grandes categorías, basándose en lo que el teórico denominó “alma vegetativa” y “alma sensitiva”.
-
Este sistema fue heredado mucho tiempo después por Carlos Linneo, quien propuso en 1735 un sistema de clasificación de dos reinos propiamente dichos: Vegetabilia y Animalia.
-
Richard Owen propuso un tercero: Protozoa, compuesto por seres microscópicos formados por células nucleadas.
-
Este nuevo reino fue rebautizado como Proctista por John Hogg, aunque en sus consideraciones proponía también la existencia de un “reino mineral”, que fue luego descartado.
-
Ernst Haeckel bautizó al tercer reino como Protista e incluyó en él a todas las formas de vida microscópica con caracteres animales, vegetales y mixtos, pero distinguiendo por primera vez entre organismos unicelulares y pluricelulares.
-
Para distinguir entre microorganismos nucleados y no nucleados, Herbert Copeland en propone un sistema de cuatro reinos: Animalia, Plantae, Protoctista y un nuevo grupo para las bacterias anucleadas: Monera.
-
Robert Whittaker comprobó que los hongos constituían un grupo totalmente distinto del vegetal y propuso un sistema de cinco reinos que incluía el Fungi (hongos), y conservaba los cuatro de Copeland.
-
Carl Woese y G. Fox reinventaron el sistema y propusieron seis reinos distintos: Bacteria, Archaea, Protista, Plantae, Animalia y Fungi. Estos seis reinos se dividen, a su vez, en dos dominios: Prokaryota (Bacteria y Arquea) y Eukaryota (el resto).
-
Cavalier-Smith y desarrolladores posteriores, propuso la creación del reino Chromista para distinguir a las algas diatomeas, oomicetos y similares, y recuperando el nombre Protozoa para el resto de los microrganismos eucariotas. Así, los siete reinos serían los dos de procariotas: Archaea y Bacteria, y cinco de eucariotas: Protozoa, Chromista, Plantae, Fungi, Animalia.