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  Las ciudades-Estado eran las unidades políticas más amplias, cada una con su señor pero bajo la supremacía de una ciudad capital y su soberano.
 Los grupos nobles elegían al Tlatoani para asegurar que tenía las capacidades necesarias, el Tlatoani conducía los asuntos públicos al decidír las cuestiones políticas, administrativas, civiles, militares y religiosas, la impartición de justicia y efectuar obras públicas, el Cihuacóatl era el consejero del Tlatoani y Calpullec vigilaba Calpullis
