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La primera comprende la Antigüedad clásica y la Edad Media, y su “epicentro conceptual” vendría dado por el descubrimiento, ya en la Grecia antigua, del encéfalo como sede de las funciones superiores del psiquismo humano.
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La segunda la protagoniza la revolución científica que aconteció en las postrimerías del Renacimiento y en la aurora de la modernidad, cuándo se comenzó a aplicar el método científico de la exploración del sistema nervioso.
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La tercera se caracteriza por el descubrimiento de la actividad eléctrica en el sistema nervioso a finales del siglo XVIII y engloba también los análisis subsiguientes en el campo de la electrofisiología neuronal.
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La cuarta se refiere a la locación cortical de las distintas funciones del psiquismo humano a mediados del siglo XIX, así como las ulteriores investigaciones sobre la excitación del córtex cerebral.
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La quinta la define el establecimiento de la doctrina de la neurona a finales del siglo XIX y la progresiva aplicación de una metodología “reduccionista” al estudio del sistema nervioso, cuyo éxitos más sobresalientes resplandecerían en el descubrimiento del potencial de acción, en la formulación de la hipótesis iónica y en la elaboración de la teoría química de la transmisión sináptica, claves para elucidar los mecanismos del impulso nervioso.
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La sexta alude al nacimiento de la “neurociencia” como estudio interdisciplinar de la mente en los años 60, con la implantación de una metodología “holística” en la exploración del sistema nervioso y del psiquismo.