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Durante mi etapa del kinder cursé estos años con mi hermano gemelo, siempre fuimos bien portados y cumplidos con las actividades.
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Durante la primaria conocí bastantes personas nuevas y todas notábamos que la disciplina y el orden se mantenía a través de la imposición del miedo "si no se portan bien le llamaremos a sus papás" lo cual hacía que casi nadie fuera inquieto.
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La secundaria la cursé en dos diferentes instituciones ya que empecé a ser un poco más rebelde y el hacer caso a mis maestros no era mucho mi estilo.
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Se recibió una educación más autónoma, en dónde ya se daba voz y voto de las decisiones que se tomaban dentro del plantel.
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En esta etapa se logró por completo la autonomía, ya que la toma de decisiones dependía completamente del alumnado, no existía la medida coercitiva de convocar a los padres ya que se entendía que quienes cursábamos esta etapa eramos ya adultos responsables.