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Pertenece al grupo de "novelas de tesis" del autor canario y ha sido considerada por algunos críticos como una de sus obras tempranas más importantes.
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Muestra la grandeza de espíritu del género humano, no obstante pocas logran realizar el profuso escrutinio que realiza Galdós en el corazón de sus personajes.
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Obra de transición, publicada en tres partes, relata la historia de un fracaso humano, proveniente de la distinta actitud religiosa de dos esposos, el uno ateo y librepensador, la otra, beata hasta el ascetismo, en un contexto social donde no cabe una vida soportada solo en actitudes racionales y científicas sin el peaje necesario a las supersticiones establecidas, es decir, sin disfraz de hipocresía.
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En la trama, reposada y dinámica a un tiempo, Máximo Manso se encariña de los otros dos personajes principales, Irene y Manolito, pero se equivoca de amada y de alumno porque, en una sabia reflexión final de lúcido Alonso Quijano "las cosas caen del lado al que se inclinan".
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Algunos críticos han señalado la posibilidad de que Galdós usase el conjunto para explicar la similitud entre esos años y los de la Restauración, período durante el cual escribió la novela.
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Relata las vidas cruzadas de dos mujeres de distinta extracción social unidas por un destino trágico.
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Critica el Madrid burocrático de finales del siglo XIX a partir de los cambios vitales de su protagonista, Ramón Villaamil, un competente exempleado del Ministerio de Hacienda, al que una serie de intrigas han dejado cesante.
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Narra las aventuras y filosofía del sacerdote visionario Nazario Zaharín, el primero en la 'trilogía' de personajes-héroes movidos por un cristianismo elemental y utópico, junto a la Catalina de Halma y la Benina de Misericordia, galería que puede completarse —tras su conversión— con Ángel Guerra.
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Narra, en medio de un descarnado desfile de pordioseros, tullidos y demás menesterosos de los bajos fondos de la capital de España, las andanzas mendicantes de Benina y el ciego "Almudena".
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Cuando, Lucrecia, su nuera y madre de Dolly, le confiesa que esa es la hija de su pecado y que su auténtica nieta de sangre es sin embargo la altiva Nell, el abuelo, antes atado al honor de la sangre, la tradición y el pasado, hace un descubrimiento aún más importante, «que la única ley verdadera es la del amor».