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Juan Corona empezó a sentir molestias en el costado izquierdo y la parte naja de su abdomen.
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Juan decidió visitar a un gastroenterólogo en el Hospital Coromoto en su ciudad natal, donde le dijeron que probablemente era una amibiasis, y se le realizaron una endoscopia y una colonoscopia para verificar el diagnóstico.
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La intensidad del dolor aumentó tanto que se perjudicó el estilo de vida normal de Juan: ya no podía hacer deporte, ni sentarse o levantarse de sillas sin que el dolor aumentara. Además, al ingerir cierto tipo de alimentos como las carnes rojas, alcohol o comidas picantes, presentaba diarrea.
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Durante tres semanas, Juan cumplió un tratamiento ordenado por su médico, pero no obtuvo resultados y su dolor continuaba igual.
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En una segunda visita de seguimiento, el doctor le hizo cambios a su tratamiento.
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Transcurrido este tiempo, el dolor de Juan continuaba, así que tomó la decisión de visitar a otro médico en Miami, en el hospital de Baptist, ya que además había perdido mucho peso.
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Los exámenes que se le practicaron en este hospital revelaron que no había nada malo en sus órganos, sin embargo se le recetaron analgésicos y antiinflamatorios que calmaron un poco su dolor.
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-De nuevo se le realizaron una endoscopia y una colonoscopia, además de una tomografía computarizada de abdomen.
-El doctor comienza a sospechar de la enfermedad de Crohn así que le pide a Juan varias muestras de sangre para enviarlas a un laboratorio en California para confirmar sus sospechas. -
Al llegar los resultados, se confirmó que Juan padecía de enfermedad de Crohn, la cuál no tiene cura, pero puede controlarse ingiriendo ciertos alimentos y evitando otros, como los lácteos, embutidos, carnes rojas y licores.
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Durante estos años Juan se realizó varios chequeos rutinarios, pero en general se encuentra bien y ya no siente molestias, pues siguió los consejos de su doctor en cuanto a la manera en la que tenía que alimentarse.