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Nació la historia de un hombre que pescaba en el río y espiaba a las mujeres.
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En El Plato, municipio ubicado en las orillas del río Magdalena en el departamento del mismo nombre del afluente
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Previendo que podría ser descubierto entre los arbustos, se desplazó a la Alta Guajira para que un brujo le preparara una pócima que lo convirtiera momentáneamente en caimán, para que las mujeres no lo sorprendieran.
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Pero el par de pócimas que el brujo le preparó para volverse hombre y animal, le hicieron una mala jugada quedando con cabeza de humano y cuerpo de caimán. Cuando las mujeres se enteraron no volvieron a bañarse en el río.
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Su tragedia lo relegó a espiar mujeres desde el fondo del agua y desde entonces, los pescadores del Bajo Magdalena, desde Plato hasta Bocas de Ceniza, permanecen atentos para pescarlo en el río o cazarlo en los pantanos de las riberas.
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