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Cada vez que nos sentamos a la mesa a comer, podemos notar un hecho curioso. La alimentación de los humanos se basa muy mayoritariamente en unas pocas especies vegetales.
Hemos ido mejorando las plantas, hemos hecho que cada espiga haga muchos grandes y muy nutritivos y, sobre todo, hemos conseguido obtener un altísimo rendimiento por parte de la suelo. Esta carrera de mejoras comentó hace muchos siglos con un utensilio simple, pero revolucionario: el arado. -
Los especialistas juzgan esta transformación muy importante, y ven la adquisición de una habilidad técnica suplementaria. Posteriormente, se expanden desde Europa occidental hasta la India distintas variantes de arados. Estos difieren por su estructura y por el tipo de trabajo para el que están adaptados.
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Durante mucho tiempo se mantuvo la estructura básica de arado, hasta que, pusieron una punta metálica para mejorar la resistencia. Hasta entonces los humanos, siempre tan prácticos, preferíamos usar los metales sobre todo para fabricar armas y no para dedicarlos a la agricultura.
Con la llegada de los normandos el arado tubo otra mejora importante: pusieron ruedas. Esto facilitó las cosas, ya que no es lo mismo arrastrar algo que hacer rodar algo. -
fue construido en Inglaterra su forma triangular hizo más fácil tirar de él y se adaptó mejor para ser tirado por caballos.
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En la década de 1830 , el herrero estadounidense John Deere inventó la reja de los arados, de acero. Y luego, con la llegada del tractor, primero a vapor, luego a gasolina y en la actualidad con las más actualizadas tecnologías, se han ido facilitado enormemente las tareas agrícolas.