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El ideal delgado y dominante
Las modelos delgadas, blancas y muy jóvenes siguen siendo el prototipo.
Las pasarelas como París, Nueva York, Milán y Londres imponen un canon muy estricto.
Las modelos top del momento: Gisele Bündchen, Naomi Campbell, Kate Moss.
No hay apenas representación de cuerpos diversos, ni de otras culturas.
Se mantiene la moda de “heroin chic” (aspecto delgado extremo). -
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Primeras críticas y presión por cambiar
Empiezan a surgir debates sobre la salud de las modelos.
España y otros países prohíben modelos con bajo índice de masa corporal.
Se habla por primera vez en grandes medios de diversidad e inclusión.
Algunas marcas experimentan con modelos no convencionales, pero aún son pocas. -
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Apertura a nuevos cuerpos y etnias
Aparecen modelos como Winnie Harlow (vitiligo) o Ashley Graham (modelo curvy).
Las redes sociales como Instagram comienzan a cambiar la visibilidad del modelaje.
Las pasarelas aún siguen siendo muy selectivas, pero se nota el cambio.
Las marcas se ven obligadas a responder a las críticas del público. -
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El auge de la diversidad y el 'body positive'
Se normaliza ver modelos de todas las tallas, edades, etnias y estilos en editoriales y campañas.
Las pasarelas de Londres y Nueva York lideran este cambio hacia la inclusión.
El modelaje se expande más allá de las agencias: muchos modelos nacen en redes.
Aparece la figura del modelo activista que defiende causas sociales. -
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Moda inclusiva, sostenible y digital
Las pasarelas empiezan a integrar moda digital y realidad virtual (como en Metaverso). Se hacen desfiles sin público o con experiencias online. El perfil de modelo ya no es único: hay cabida para personas trans, mayores, con discapacidades, etc. Las marcas como Gucci, Balenciaga o Fenty apuestan por campañas que rompen los esquemas clásicos. -
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Globalización, redes y moda consciente
Las pasarelas asiáticas (Tokio, Shanghái, Seúl) ganan importancia mundial. Las modelos internacionales ya no solo vienen de Europa o EE.UU., sino también de África, América Latina y Asia. Se valora el estilo propio, no solo la apariencia física. El público exige autenticidad: las marcas que no se adaptan, pierden prestigio. Se consolida el interés por la sostenibilidad, el respeto a los cuerpos reales y la representación multicultural.