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Colombia abría sus fronteras a productos del gobierno Norteamericano y patrocino a uno de los bandos de este siglo
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Emprendió sus tareas la Comisión Corográfica, y sin embargo aún hoy Colombia sigue siendo un país sin un proyecto territorial, sin un plan de desarrollo sensato y propio
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A pesar de los esfuerzos liberales de Manuel Murillo Toro, de Tomás Cipriano de Mosquera, de José Hilario López, quien había decretado la libertad de los esclavos y de las grandes luchas democráticas, la sociedad colombiana se cerró bajo el poder de los terratenientes y del clero, el indice catolico prohobio la lectura libre durante gran parte del siglo y la educacion se manejaba por la iglesia, estos logros se dieron a fines del siglo XX
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Derrotaron el pensamiento liberal, el radicalismo y la tradición ilustrada de los sectores democráticos, e impusieron un régimen aristocrático cuya constitución gobernó al país durante mas de cien años
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la hegemonía conservadora se vio debilitada por la inconformidad popular, arreciaron las luchas sindicales, hubo conatos de rebelión, y finalmente la escandalosa masacre de las bananeras precipitó el descrédito del régimen conservador. Un sector del liberalismo acaudillado por Alfonso López Pumarejo intentó una reforma democrática que modificara las relaciones entre el Estado y la Iglesia, y que abriera el camino para la adecuación de la sociedad colombiana
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Se vivió una desalentadora época de violencia y quienes alentaron al país de hacerlo son los mismo que lo gobernaban
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Este día se permitió la desmembración y la disolución de aquella aventura en la que se cifraba el porvenir del país. Gaitán tenía clara la necesidad de un proyecto nacional donde cupiera el país entero; una nación de blancos y de mestizos, de negros y de inmigrantes que pudiera reconciliarse con el espíritu de los pueblos nativos del territorio
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El surgimiento de las guerrillas comunistas a comienzos de los años sesenta los hizo pensar que cualquier concesión significaría sacrificar sus riquezas, y la guerra a muerte contra la izquierda revolucionaria fue desde entonces la única consigna de los gobiernos y de los orientadores de la opinión pública.
