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Biografía de los patucos familiares
Los patucos familiares de lana de dos colores han pasado de generación en generación en mi familia, protegiendo y dando a los pies de los más pequeños de la casa. -
Los primeros patucos
Antes de ser unos patucos, serví de abrigo a una oveja. Mi tatarabuela Bego compró la lana al viejo pastor de la villa de Bermeo por 8 pesetas; y cuando estuvo embarazada de mi bisabuela tejió durante horas unos hermosos patucos de color rosa esperando su llegada. -
La bisabuela Mari y el abuelo José
Mi abuelo José nació ese mismo invierno en una noche muy gélida. Mi bisabuela, al ver que José era un varón decidió marcar la tendencia de la época. Los patucos de todos los niños eran azules y los de la familia hasta ahora había sido rosas, por lo que Mari tejió sobre los viejos patucos de nuevo y José se convirtió en el niño más moderno de la villa de Bilbao -
Mungia, después de la guerra
Aún es un misterio saber cómo sobrevivieron los patucos a la horrible guerra civil, ya que mi familia se quedó sin hogar. Sin embargo, mi abuelo José consiguió salvar a los patucos que sirvieron de nuevo para dar calor a mi madre Edurne al nacer. Mi familia se movió al hermoso pueblo de Mungia, donde hemos permanecido todos juntos hasta ahora. -
Mis patucos
Cuando mi madre estuvo embarazada de mí, renovó los patucos con ayuda de mi abuelo y los modernizó ajustándose al diseño que se llevaba en aquella época. Además, en mi caso yo tuve un patuco de cada color: uno azul y otro rosa. Era divertido ser unx niñx andróginx.
