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Van Rensselaer Potter acuñe el término "bioética" y propone la unión del conocimiento biológico con el de los valores humanos.
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André Hellegers, médico obstetra, utilizó el término "bioética" para dar nombre al Kennedy Institute for the Study of Human Reproduction and Bioethics, en la ciudad de Washington.
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Su objetivo fue identificar los principios éticos básicos para la investigación con seres humanos. Llegan al tratado de respeto por las personas, beneficencia y justicia.
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The National Commission for the Protection of Human Subjects of Biomedical and Behavioral Research fue la primer comisión nombrada por los E.U.A., la cual publicó el informe BELMONT.
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Beauchamp y Childress exponen los principios de respeto a la autonomía, beneficencia y no maleficencia y justicia.
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Mark Siegler define la ética clínica como el área práctica que ayuda a los pacientes, familiares y a los profesionales de la salud a llegar a decisiones clínicas correctas teniendo en cuenta tanto los hechos medicos de las situaciones como las preferencias y valores del paciente y de la familia.
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Clouser y Gert lo definen como la práctica de usar principios para reemplazar tanto a la teoría moral como a las reglas morales particulares y a los ideales en el manejo de los problemas morales que surgen en la práctica médica.
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Resurge en las resientes obras de Albert Jonsen y Stephen Toulmin. Es un método para llegar a decisiones justificables en los casos concretos donde se atiende a las circunstancias y a las máximas en vez de partir de teorías y principios.
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Se centra preferentemente en las relaciones interpersonales y establece como prioritaria la obligación de cuidar, de la que la disposición a cuidar es una inclinación a dar acogida a otros y atender sus necesidades.
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Beauchamp y Childress redefinen los principios como "generalizaciones normativas que guían los actos, pero deben ser interpretadas, especificadas y balanceadas en cada caso".
Consideran que el principialismo puede ser una teoría insuficiente. -
Aplicadas en la medicina por Edmund Pellegrino y James Drane. Estas éticas se centran en el buen juicio de alguien que tiene ciertas virtudes, es decir, dependen del carácter antes que de los actos aislados.