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Ella deseaba ser parte del equipo. Le preguntó al entrenador si podía entrenar con ellos.
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Le dijeron que el nétbol es para chicas y el fútbol para chicos. Andiswa se enojó.
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El entrenador estaba preocupado porque su mejor jugador se enfermó y no podía jugar.
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El entrenador no estaba seguro de qué hacer. Pero decidió que Andiswa se uniera al equipo.
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Para el medio tiempo, ninguno de los equipos había anotado un gol.
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Ella corrió rápidamente hacia la portería contraria. Pateó el balón con fuerza y anotó un gol.
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Desde ese día, a las chicas se les permitió jugar fútbol en la escuela.