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El oído interno del feto se ha desarrollado y ya puede oír sonidos, el sonido del latir del corazón de la madre y también los sonidos del mundo exterior.
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El bebé nace.
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El bebé sabe distinguir el lenguaje de sus padres, distingue hasta la diferencia de dos idiomas.
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El bebé es capaz de distinguir el significado de algunas palabras, esto quiere decir que sabe que estas tienen algún contenido.
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El bebé escucha y absorbe todos los sonidos que oye, para después racionalizarlos.
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Su laringe del bebé ha bajado, el repertorio de sonidos se ha ampliado y puede entablar una conversación con su madre.
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El bebé intenta comunicarse por medio de gestos y movimientos, aprende a conocer las expresiones.
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El bebé aprende a señalar y esto lleva a un gran avance en su aprendizaje, relaciona el señalar con algo que quieren mostrar y también así se aprende el nombre de las cosas.
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El bebé deja de ser un oyente universal, deja de comprender la diferencia entre los sonidos de un idioma y otro.
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Es capaz de reproducir los sonidos que oye a su alrededor, aprende a imitar también.
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Aprende nombres de cosas, observando su forma física y también empieza a comprender la importancia que tiene la mirada de alguien sobre un objeto.
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La imitación es el principal medio de comunicación entre el bebé y los padres, imita todo lo que ve y lo repite, además empieza a pronunciar ya palabras completas.
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Pasa de la fase de bebé a niño, empiezan a conectar sonidos con palabras, comprenden que todo tiene un nombre a esto se le llama explosión del lenguaje.
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Comienza a decir oraciones y a entablar conversiones, al igual que razona se encuentra en plena expresión de lenguaje.