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No es mucho lo que se sabe del culto en el cristianismo primitivo y en el catolicismo antiguo.
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Los cristianos de los primeros siglos creían que solo Dios era digno de adoración, y por ello rechazaron con energía el culto al emperador y a las divinidades paganas. Sabían que solo Dios merecía adoración por su obra creadora y redentora.
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El conocido informe de Plinio el Joven al emperador Trajano, a principios del siglo II, dice que "fuera de la obstinación en no sacriflcar, ninguna otra cosa había conocido acerca de los misterios de ellos sino las euniones antes del amanecer para cantar en honor de Cristo como a Dios.
La adoración de la Deidad por parte de los cristianos fue probada con severidad y defendida con grandes sacriflcios -
En tiempos del emperador Constantino, los cambios se volvieron decisivos. La iglesia se transforma, de perseguida, en religión oficial, pero la nueva situación no era menos peligrosa. Se produce la adopción definitiva del domingo como dia de descanso, de un año litúrgico y de un estilo arquitectónico a la manera del Imperio. Un proceso gradual habría
de producir un cambio tanto en el día de adoración como en la forma de adoración.
La religiosidad pagana y la cultura grecorromana ejercieron su in -
Durante los siglos IV y V se deflnió la fe de la iglesia por medio de la celebración de concilios generales.
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Cuando el emperador Constantino logró un acercamiento entre el Imperio y la iglesia en el siglo IV, se produjeron transformaciones signiflcativas. Crecióel denominado "culto inferior", es decir, "la veneración de los santos, las reliquias y las imágenes, y las peregrinaciones a los lugares 'sagrados' ".
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El desarrollo del sacerdotalismo y del sacramentalismo transformó a los adoradores mas en espectadores que en participantes.El culto se volvió menos espontáneo, y la liturgia más inflexible y compleja. Se llegó al extremo de la celebración de misas privadas sin la presencia del pueblo. Una muestra de los efectos del sacerdotalismo fue la limitación del canto al ámbito exclusivo del clero.
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El Concilio Ecuménico de Nicea del año 787 hizo distinción entre tres clases de adoración: el culto a Dios, llamado latna, o adoración; el culto a los santos, llamado dulía, o veneración; y el culto a la Virgen, denominado hiperdulía. La postura medieval sobre el particular fue ratificada en el Concilio de Trento en contraposición a la actitud de los reformadores.
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El protestantismo reconoció a Dios como objeto único de culto, rechazando completamente el denominado "culto inferior". la religiosidad se volvió más relacional, y la adoración experimentó una mayor intimidad y una mayor
comunión con el Ser divino.
El culto era reverente, centrado en Dios y poco místico. -
Los reformadores hicieron tres aportes significativos respecto del culto: "el uso de los idiomas vernáculos, la introducción del canto congregacional y el énfasis en la predicación".
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Procuraba el reavivamiento espiritual y se concentraba en la predicación, la oración espontánea y la entonación de himnos, considerando otros elementos anteriores al sermón como "preliminares".
La experiencia debe ser probada por la Escritura. Coloca los sentimientos en sujeción a la razón y la razón en sujeción a la revelación bíblica. Prefiere la solemnidad y la reflexión a la emoción. Hay abundantes advertencias contra el
fanatismo, la excitación de sentimientos y la falsa santificación -
Una tendencia peculiar del movimiento de "alabanza y adoración" ("Praise and worship'') es la de distinguir entre la alabanza por lo que Dios hace y la adoración por lo que Dios es. Los servicios de culto suelen seguir la secuencia del Tabernáculo y el Templo del Antiguo Testamento. El gozo domina el culto, y se expresa en cánticos, aplausos y danzas. Importa más la experiencia que la doctrina.
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Los debates históricos sobre la presencia divina en los sacramentos fueron desplazados por un énfasis en la presencia de Dios en el culto. Importa más el espíritu de unidad que los matices doctrinales. Símbolos religiosos,
vestimentas litúrgicas y la arquitectura de la iglesia han adquirido un nuevo valor. Se aprecia el culto participativo, una celebración frecuente de la Cena
del Señor, la observancia del año litúrgico y el papel del arte en el culto. -
Este tipo de adoración procuraba un culto más gozoso e integral, más participación de la congregación y mayor expresión de las emociones. Se valoraba la presencia
divina, en particular la asistencia del Espíritu Santo y la manifestación de sus dones. La falta de énfasis en la santidad divina y en la reverencia, así como en ciertos aspectos esenciales del cristianismo, despertó preocupación en amplios sectores de la iglesia.