-
Hasta 1824, los españoles mantuvieron el control de la economía y la política. Con la independencia, Lima se convirtió en la capital de la República del Perú, pero el estancamiento económico y el desorden político que se vivía paralizó su desarrollo urbano.
-
Consumada la independencia del Perú, quedó pendiente el pago de la deuda que este país había contraído con Chile y la Gran Colombia, a cuenta de los gastos hechos por estos países en la organización de las campañas militares de la última fase de la independencia.
-
Estados Unidos, Inglaterra y las potencias continentales europeas, principalmente Francia, se disputaban el nuevo equilibrio del poder Atlántico, un drástico cambio político y comercial, mediante el reconocimiento de las nacientes repúblicas tras su separación de España.
-
Prosperidad falaz” fue el término con el que nuestro historiador Jorge Basadre bautizó a la “era del guano”, de auge económico y de relativa estabilidad política, gatillada por la demanda extraordinaria proveniente de la Europa en plena revolución agrícola. La bonanza se acabó y de la prosperidad no quedó casi nada.
-
En esta época el guano ya se avía devaluado despido al seguimiento de un nuevo fertilizante más efectivo y económico ( todo esto surgió durante la revolución agraria.