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Se relaciona el cociente intelectual con el emocional y define que dentro de su enfoque hay cuatro dimensiones básicas que la vertebran. En los que están la autoconciencia emocional, que es la capacidad para entender lo que sentimos; auto-motivación destaca la habilidad por orientarnos hacia nuestras metas; empatía, es la capacidad para entender los sentimientos y preocupaciones ajenas; y las habilidades sociales que nos ayudan a mejorar nuestra relación con los demás.
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Plantean que la I.E., puede evaluarse por medio de cuestionarios que integran el conocimiento de sí mismo, el manejo del humor, la auto-motivación, el control de los impulsos para demorar la gratificación y la capacidad para ponerse en “los zapatos de otro”.
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Se se centra en el “bienestar psicológico”, y se enfoca en varios componentes: intrapersonal, interpersonal, estado de ánimo en general, adaptabilidad y manejo del estrés. Así mismo, plantea que la IE les permite a las personas tener una mejor comprensión emocional de sí mismo, ser asertivos y poder expresar sentimientos o creencias sin herir a los demás, así como esta los conduce a la autorrealización, logrando la independencia o la propia dirección de “sí mismo”.
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Es conocido como el modelo de los “cuatro pilares”, ya que incluye la capacidad de las personas para alfabetizarse emocionalmente, la agilidad emocional para la comprensión de las emociones propias y las de otros, tanto como la profundidad emocional y la alquimia emocional como parte del comprender con quienes empatizo y con quienes no.
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Se enfoca en cinco componentes: la percepción emocional o capacidad de percibir emociones en uno mismo y en los otros, la capacidad de asociación (pensamiento) entre emociones y sensaciones, la compresión emocional o capacidad de negociación y resolución de problemas, la dirección de una emoción o capacidad de entender las consecuencias de los actos sociales y el auto-control de las emociones.
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Se enfoca en tres variables: percepción de las emociones, su comprensión y regulación. Es un modelo explicativo aplicado tanto en ambientes escolares como clínicos. Se basa en la escala de Salovey y Mayer y, muy a la par de otros modelos, se concentra en comprender las emociones que transitamos para así poder regular nuestros propios procesos.