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Aprendo a usar la máquina de escribir. Fue la base para mi relación posterior con el mundo de la informática.
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Cuando ingresé a la Universidad, me encargaba de hacer la edición manual de las notas de clase para repartirlas entre los compañeros de clase. Una forma de estudiar.
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Vi un primer computador Mac. Era como una caja de magia. Tener la posibilidad de archivar muchos escritos en un disco.
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En la carrera de Derecho, hice un trabajo para Metodología sobre informática jurídica. Todo era ciencia ficción.
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Tomé mi primer curso de sistemas con procesadores de palabras y disquettes de 5 1/4 pulgadas.
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Mi primer computador, un IBM de escritorio, llegó un poco tardíamente. Era una delicia poder hacer en pocos pasos lo que antes hacía manualmente.
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Un poco caro y lento pero tenía acceso por vía telefónica
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Abro la cuenta de Hotmail que sigue siendo herramienta fundamental para mi trabajo como docente.
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Aparecen estos motores como una solución mágica.
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Produzco mi primer libro sobre la Ley General de Cultura utilizando herramientas como los buscadores y, por supuesto, el Word.
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Tomo cursos de Word, Excel y Power Point.
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Tomo cursos de inglés y de ciudadanía digital
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Adquiero mi primer Smartphone. Se convierte en herramienta fundamental.
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Mi smartphone se convierte en una especie de segunda oficina. Ahí integro los correos personal y de trabajo.
