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El mambo es uno de los géneros más importantes de la música cubana del siglo XX.
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El mambo fue creado a finales de los años 1930 por los hermanos Israel Cachao y Orestes López, cuando formaban parte de la orquesta de Arcaño y sus Maravillas, acelerando el danzón e introduciendo una sincopa en la percusión.
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Empieza a trabajar un danzón que terminaba en mambo, con el 4×4 típico de la música norteamericana, haciéndolos encajar con los ritmos afrocubanos.
Cuando este quería dar paso a que los distintos miembros de su banda arrancasen sus solos, les decía: ¡mil veces mambo! -
Monta un conjunto orquestal, donde que le agrega trompetas, piano, y tumbadora (o conga) al típico conjunto de son, y repetía el mismo esquema: haciendo montunos subrayando el 4×4, mientras las tropetas sonaban con aires de jazz, con lo que el mambo quedaba casi servido.
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Original de matanzas (Cuba), emigra a La Habana y arranca como pianista en orquestas, clubs, cabaretes, y fue él el que estructuró el ritmo del mambo.
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Atribuye su creación definitiva (que no inicial) a Dámaso Pérez Prado, otorgándole el mérito de desarrollar un género de gran calidad musical y tremendamente bailable.
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El mambo siguió siendo popular hasta la década de los 60, cuando se crearon el Bógalo y la Pachanga (ambos formas modificadas del mambo).
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El mambo volvió a ponerse de moda en 1995 cuando Guinness utilizó la canción de Pérez Prado Guaglione en una campaña publicitaria con el actor dublinés Joe McKninney. La canción se lanzó como sencillo y alcanzó el número 2 en las listas inglesas.
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Lou Bega publicó una remezcla de Mambo No. 5, otra composición original de Prado
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El mambo sigue sonando en multitud de salas y congresos de salsa (línea con más fuerza).