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Fue la invasión del Imperio otomano a Constantinopla, (el Imperio bizantino). Significó el fin de la Edad Media y el comienzo de la Edad Moderna.
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Entre 1455 y 1457, se llevaron acabo seis incursiones militares en gran escala en el reino de Granada, pero no se consiguió nada importante y no se llegó a entablar grandes batallas. El rey consideraba, sobre todo, la cruzada como un buen pretexto para conseguir dinero de sus súbditos, bajo los auspicios papales, y el verdadero espíritu de cruzada no se encontraba en la corte sino entre el pueblo castellano.
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En 1464 el pueblo castellano tuvo que ser frenado para que no abandonara en masa el país para tomar parte en una cruzada contra los turcos.
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En 1482 comenzó un ataque con la conquista de Alhama por los castellanos y prosiguió por series de metódicas campañas planeadas para ir desprendiendo uno por uno todos los sectores del reino moro, hasta quedar únicamente la ciudad de Granada.
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El reino nazarí estaba desgarrado por disensiones internas, que Fernando aprovechó con su conocida habilidad. La propia familia de Muley Hassan, el anciano rey de Granada, se hallaba dividida y, en julio de 1482, Boabdil y Yusuf, hijos del primer matrimonio de Muley Hassan, huyeron a Guadix, donde Boabdil fue reconocido rey.
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Cuando estalló la guerra entre las dos fracciones del reino de Granada, El Zagal alcanzó una gran victoria, en 1483, frente a una expedición cristiana de ataque, y su sobrino Boabdil, desde su mitad del reino, intentó temerariamente imitar el ejemplo de su tío invadiendo el territorio cristiano.
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Boabdil no era buen guerrero y su expedición se saldó con su derrota y captura en la batalla de Lucena. La captura de Boabdil por el conde de Cabra fue un momento clave en la campaña de Granada. Su consecuencia inmediata en Granada fue la reunificación del reino bajo Muley Hassan y la más importante fue el establecimiento, entre Boabdil y Fernando, de un tratado secreto por que Boabdil aceptaba convertirse en vasallo del español, por dos años y prometía declarar la guerra a su padre.
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Hacia el final de la campaña de 1485, gran parte del territorio occidental de Granada había caído en manos de los españoles, a pesar de todos los esfuerzos de El Zagal.
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Boabdil y su tío se habían reconciliado temporalmente, pero cuando aquél fue nuevamente capturado, con ocasión de la caída de Loja en 1486, se apresuró, una vez más, a ponerse bajo la protección de Fernando e Isabel, cuya ayuda necesitaba para conservar su trono.
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Los españoles completaban en 1487, con la toma de Málaga, la conquista de la mitad occidental del reino. La caída de Málaga significó que la defensa de Granada se haría, tarde o temprano, insostenible y Boabdil declaró entonces su deseo de rendirse y cambiar su título real por el de un magnate castellano, a cambio de su jurisdicción sobre Guadix, Baza y una o dos ciudades más que aún permanecían fieles a El Zagal.
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La campaña española de 1488 fue encaminada, pues, a la conquista de las ciudades que habrían de ser entregadas a Boabdil a cambio de Granada.
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Baza cayó, en diciembre de 1489, El Zagal se sometió a Fernando e Isabel, pues prefirió estar sujeto a los cristianos que a su odiado sobrino. Fue entonces cuando Boabdil, que pocas veces sabía escoger el momento propicio, rompió con la palabra dada a los Reyes Católicos y proclamó su determinación de seguir luchando por el resto de su reino, reducido entonces a poco más que la ciudad de Granada.
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El último acto de deslealtad por parte del rey de Granada sólo sirvió para animar a Fernando e Isabel a acabar de una vez con el reino nazarí. Durante la primavera de 1490 su ejército acampó junto a Granada y en los meses siguientes, mientras se llevaban a cabo complejos preparativos, se construyó una ciudad diseñada según el modelo de unas parrillas y a la que se dio el nombre de Santa Fe.
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El sentimiento general de que una rendición honrosa era preferible a una conquista militar.
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Cuando el rey y la reina dejaron Granada, transmitieron los poderes para su administración a un triunvirato formado por Hernando de Zafra, secretario real, conde de Tendilla, miembro de la poderosa familia de los Mendoza, con antepasados habían sido capitanes generales de la frontera de Granada desde comienzos del siglo XV, y Hernando de Talavera, 1er arzobispo de Granada, cuya tolerancia e interés por los estudios arábigos contribuyeron a reconciliar a los moros con el Gobierno cristiano.
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La tarea más inmediata del triunvirato consistía en asegurar el mantenimiento del orden público y consolidar el poder de la monarquía en el reino conquistado. Era ésta una tarea especialmente difícil de llevar a cabo en la montañosa región de las Alpujarras, infestada de bandidos, y para ella se designó a un funcionario real conocido con el nombre de Alcalde Mayor de las Alpujarras.
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El propio Boabdil entregó a Fernando las llaves de la Alhambra y la cruz y el estandarte real fueron izados en la más alta de sus torres.
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El desventurado Boabdil y unos seis mil moros más abandonaron el país rumbo a África, donde, unos años más tarde, Boabdil perdió la vida en una batalla. Después de la emigración, muy pocas familias aristócratas permanecieron en el reino conquistado, y a aquellos nobles moros que aún quedaban se les concedió, prudentemente, cargos en la administración real, con la intención de tenerlos contentos.
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Cuando la política de Talavera estaba obteniendo algunos éxitos notables, encontró, por desgracia, una fuerte oposición en varios de sus colegas cristianos, a quienes el ritmo de la conversión parecía demasiado lento. El principal defensor de una política más dura era el arzobispo de Toledo, Cisneros, que llegó a Granada en 1499, con Fernando e Isabel.
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Se produjo un levantamiento inesperado en las Alpujarras, las populosas faldas de Sierra Nevada.
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La rebelión fue aplastada y, tras la rendición, se permitió a los moros escoger entre la emigración o la conversión.
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Durante la primera mitad del siglo XVI se mantuvo en Andalucía un precario compromiso, según el cual los moriscos, aunque cristianos en teoría, seguían siendo musulmanes en la práctica y el Gobierno se abstenía de hacer cumplir las pragmáticas publicadas en 1508, por las cuales se prohibía su vestimenta y sus costumbres tradicionales.
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Como a la masa de la población no le quedaba más alternativa que la de quedarse, esto significó que, a partir de la publicación, en febrero de 1502, de una pragmática que ordenaba la expulsión de todos los moros adultos no convertidos, la población arábiga de Granada se transformó automáticamente en «cristiana»