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La guerra se prolongó durante siete años y finalmente el ejercito liberal impuso claramente su dominio. El Convenio de Vergara puso fin al enfrentamento bélico, pero el carlismo se mantuvo como una fuerza antiliberal a lo largo de casi todo el siglo XIX.
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El progresista General Espartero, que gozaba de gran prestigio por su actuación en las guerras carlistas, fue nombrado regente. Sin embargo, la promulgación de medidas librecambistas que perjudicaron a la naciente industria española, y el personalismo con que gobarnó el regente le valieron la oposición de su propio partido y de buena parte del país.
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Una nueva constitución, promulgada en 1845 modificó los aspectos más progresistas de la constitución de 1837. Estableció un sufragio muy restringido y la soberanía compartida entre las Cortes y la Corona. También se firmó un concordato con la santa sede, por el que se comprometía al mantenimiento del clero y frenaba el proceso desamorticador.
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Esta ley de ferrocarriles impulsó la constitución de la red ferroviaria en España.
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Alternancia entre los moderados y la Unión Liberal. En estos años se impulsó una política exterior colonialista, que se concretó en las campañas militares de Marruecos, la expedición a Indochina y la intervención México. En política interior, la actuación del gobierno fue muy autoritaria, prescindiendo de las Cortes y de los partidos politicos, y ejerciendo una fuerte represión.
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Causas:
-Grave crisis económica. Provocó subida de precios y del paro, y generó un grave malestar en la población.
-Monopolio del poder.
-El descrédito de la monarquía
-Difución de nuevos ideales democráticos.
Las tropas fieles al gobierno y a la reina fueron vencidas en la batalla de Alcolea, e Isabel II partió hacia el exilio. -
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Ante la abdicación del rey, las Cortes votaron por una gran mayoria la rpoclamación de la república. Pero ese resultado no reflejaba un apoyo real a la nueva forma de gobierno, ya que la mayoria de diputados de la camara se reconocian como monarquicos.
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El fracaso de 1898 provocó en la sociedad española un estado de frustración y pesimismo. Como reacción surgieron movimientos regeneracionistas que pedian una verdadera democratización del estado y el fin de la corrupción.