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Tras la derrota en la 1ª Guerra Púnica, los cartagineses se extendieron por la Península Ibérica en busca de recursos. Los cartagineses, dirigidos por Anibal Barca, atacaron la ciudad de Sagunto, aliada de Roma, y Roma envió sus tropas a la península bajo mando de Cneo y Publio Cornelio Escipión.
https://youtu.be/0_AzMtbwWGQ -
Bajo el contexto de la 2ª Guerra Púnica los romanos llegan a la Península Ibérica y dominan la zona sureste.
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Tras la batalla de Zama en el año 202 a. C., la derrota cartaginesa era cuestión de tiempo. Aníbal era consciente de la incapacidad de seguir luchando e inició las negociaciones de paz con Roma. Cartago aceptó las duras reclamaciones de Roma abandonando las posesiones en la Península Ibérica y quedándose Roma con el dominio de las mismas.
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Durante esta fase Roma se irá expandiendo hacia el interior. No se producen grandes enfrentamientos, aunque las rebeliones y motines por parte de los pueblos conquistados fueron comunes.
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Roma sometió a los pueblos anteriormente fueron dominados por los cartagineses, lo que se tradujo en rebeliones y motines en los que impuso su fuerza militar sobre los Íberos y turdetanos. Roma fue progresivamente avanzando hacia el interior de la península.
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Durante esta etapa Roma fue avanzando hacia el oeste, penetrando en el interior de la Península Ibérica y enfrentándose a los pueblos que allí se encontraban como los Celtíberos, Vacceos, Vetones o Lusitanos.
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Tras varios años de revueltas y luchas entre lusitanos y romanos, éstos últimos consiguieron someter a los lusitanos y realizaron varias matanzas para imponer su poder en la zona. Viriato, superviviente de una de esas matanzas reorganizó a las tribus lusitanas y dirigió una nueva revuelta basada en la guerra de guerrillas.
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La estrategia de Viriato y los lusitanos desgastaba continuamente a Roma y desprestigiaba su poder en la Península Ibérica. Tras realizar varias incursiones por las provincias romanas de Hispania Ulterior y Citerior, Viriato fue asesinado por otros lideres lusitanos a cambio de recibir recompensas personales por parte de Roma. Tras la muerte de Viriato los lusitanos firmaron la paz con Roma, aunque la pacificación total de la zona no llegó hasta tiempos de Augusto.
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Los pueblos celtíberos fueron perdiendo territorio en favor de Roma, por lo que las rebeliones fueron continuas. Los celtíberos asestaron diversas derrotas a los romanos, que en su deseo de pacificar la zona y derrotar a los celtíberos, pusieron sitio a la ciudad celtíbera de Numancia, la cual intentaron tomar (de forma fallida) en el 137 a.C. En esta ocasión, las tropas romanas eran mucho más numerosas y el asedio estaba mejor planificado. Tras 15 meses de asedio, los numantinos se rindieron.
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Augusto, recién nombrado emperador, quería ganar fama y apoyos para su persona y para el nuevo régimen político que se acababa de instaurar. Para ello, decidió iniciar la guerra contra los pueblos del norte peninsular que todavía resistían los envites romanos. Él mismo comandó parte de las guerras para demostrar su valía en el campo de batalla.
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La conquista de la Península Ibérica por parte de Roma no se había completado. En el norte peninsular, en torno a la Cordillera Cantábrica, una serie de pueblos seguía manteniendo su independencia frente a los romanos. Estos pueblos, sobretodo los cántabros y los astures, eran conocidos por ser grandes guerreros y soportaron la presión romana hasta que el primer emperador romano, Augusto, destinó grandes recursos a su derrota definitiva. https://youtu.be/fL9Fh5XoFLY
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En el año 19 a.C. Roma da por terminada la guerra. La zona quedó muy destruida y la población astur y cántabra fue esclavizada por Roma o se suicidó con tal de no perder su libertad. Finalmente, tras 200 años de conquista, la Península Ibérica estaba por completo bajo dominio romano.