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En la época del renacimiento le corresponde a Félix Platter (1536-1614), profesor de anatomía y medicina de Basilea, el mérito de aplicar medidas precisas de observación, en relación con los enfermos mentales. Platter intentó clasificar todas las enfermedades incluidas las mentales; puede considerarse un precursor en este sentido. En su clasificación introduce el término de imbecilidad mental, con diferentes categorías.
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Esta definición mantiene los tres criterios que venían siendo propuestos desde las
anteriores definiciones de 1983 y 1992: limitaciones significativas en funcionamiento
intelectual, en conducta adaptativa (concurrente y relacionada), y que se manifiesta
durante el periodo de desarrollo. La aplicación de la definición propuesta parte de cinco
premisas esenciales para su aplicación: -
Se describe que la discapacidad intelectual es un problema social complejo, visto de diversas formas, y según el período socio-cultural analizado. Pero de lo que no cabe dudas es de que el retraso mental no es ni solo, ni exclusiva, ni prioritaria mente un problema médico
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La discapacidad intelectual (DI) no es un trastorno médico específico, como lo son la neumonía o la faringitis, y tampoco es un trastorno de la salud mental. Las personas afectadas tienen un funcionamiento intelectual significativamente bajo, lo que limita su capacidad para afrontar una o más actividades de la vida diaria (habilidades adaptativas) de tal manera que requieren ayuda permanente. Las habilidades adaptativas se pueden clasificar en varias áreas
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El primer planteamiento multidimensional de la discapacidad intelectual se
produjo en el año 1992 con la intención de eliminar el reduccionismo, y la excesiva
confianza, en el uso de tests dirigidos a diagnosticar el CI. Asimismo, se planteó un giro
determinante en el proceso de evaluación, -
La concepción del retraso mental propuesta por la AARM en 1992 ya fue
calificada como un cambio de paradigma (Verdugo, 1994) dadas las importantes
modificaciones que incluyó frente a las anteriores propuestas. Huyendo de una
concepción estrictamente psicométrica se descartó que el retraso mental fuera un rasgo
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absoluto del individuo -
Retraso mental es una discapacidad caracterizada por limitaciones significativas
en el funcionamiento intelectual y la conducta adaptativa tal como se ha
manifestado en habilidades prácticas, sociales y conceptuales. Esta discapacidad
comienza antes de los 18 años. (Luckasson y cols., 2002, p. 8) -
Discapacidad intelectual grave.
Se incluye en la misma al alumnado cuya medida en CI se sitúa en el intervalo entre 35 – 40 y 20 – 25 y supone el 3-4% del total de la discapacidad intelectual. Las adquisiciones de lenguaje en los primeros años suelen ser escasas y a lo largo de la escolarización pueden aprender a hablar o a emplear algún signo de comunicación alternativo. La conducta adaptativa está muy afectada en todas las áreas del desarrollo, -
Deficiencias de las funciones intelectuales, como el razonamiento, la resolución de problemas, la planificación, el pensamiento abstracto, el juicio, el aprendizaje académico y el aprendizaje a partir de la experiencia ,comprobado mediante la evaluación clínica y pruebas de inteligencia estandarizadas individualizadas
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Discapacidad intelectual leve Se incluye en la misma al alumnado cuya puntuación en CI, sin llegar a 55 – 50, se sitúa por debajo de 75 – 70 (unas 2 desviaciones típicas por debajo de la media, con un error de medida de aproximadamente 5 puntos).
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Discapacidad intelectual moderadaSe incluye en la misma al alumnado cuya puntuación en CI se sitúa en el intervalo de CI entre 55 – 50 y 40 – 35. La conducta adaptativa de este alumnado suele verse afectada en todas las áreas del desarrollo. Suponen alrededor del 10% de toda la población con discapacidad intelectual. El alumnado con este tipo de discapacidad suele desarrollar habilidades comunicativas durante los primeros años de la infancia y, durante la escolarización,