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Los Profetas -
Dios forma a su pueblo en la esperanza de la salvación, en la espera de una Alianza nueva y eterna destinada a todos los hombres (Is 2,2:4). Los profetas son los que hablan en nombre de Dios, anunciando la venida del mesías salvador, siendo María la expresión más expresiva y culminante. -
Dios llamó a Moisés para liberar a los israelitas de la esclavitud de Egipto. Dios estableció con el pueblo de Israel un alianza, Él se comprometía a proteger a su pueblo si los israelitas se comprometían a obedecer la Ley que Dios les entrego (los 10 Mandamientos).
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Dios escogió a Abram llamándolo a abandonar su tierra para hacer de él “el padre de una multitud de naciones” (Gn 17, 5), y prometiéndole bendecir en él a “todas las naciones de la tierra” (Gn 12,3).
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"Muchas veces y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros antepasados por medio de los profetas."
Hebreos 1:1 -
"Entonces habló Dios a Noé y a sus hijos {que estaban} con él, diciendo: He aquí, yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestra descendencia después de vosotros, y con todo ser viviente que está con vosotros: aves, ganados y todos los animales de la tierra que están con vosotros; todos los que han salido del arca, todos los animales de la tierra."
Génesis 9:8-10 -
La creación -
"Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa."
Romanos 1:20 -
"Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas."
Juan 4:25 -
Al Magisterio de la Iglesia le corresponde formular una interpretación auténtica, vinculante para los fieles, basada sobre la autoridad del Espíritu que asiste al ministerio docente del Romano Pontífice y de los Obispos en comunión con él. Gracias a esta asistencia divina, la Iglesia, ya desde los primeros siglos, reconoció en libros el testimonio de la Revelación, en el Antiguo y en el Nuevo Testamento, formulando así el “canon” de la Sagrada Escritura (Catecismo, 120-127).
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“El evangelio nos ha sido dado de manera progresiva: anunciado por los profetas, promulgado por Cristo y predicado por los apóstoles. De esta manera, el Evangelio es la única fuente de toda verdad saludable y de toda disciplina de costumbres.
Este Evangelio se contiene en los libros inspirados de la Sagrada Escritura y en las tradiciones no escritas. El Concilio recibe con igual piedad y respeto la Sagrada Escritura y la tradición.” (Ruiz Arenas, 1998, 95-96). -
“La revelación es un hecho sobrenatural y positivo, que tiene a Dios como autor y que es realizado por pura iniciativa suya. El objeto de la revelación es Dios mismo y los decretos eternos de su querer. Esta manifestación de Dios esta destinada a todo el género humano." (Ruiz Arenas, 1998, 98-100)
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“Sitúa a la revelación en un contexto de diálogo interpersonal, por lo que a la acción reveladora de Dios se exige la respuesta personal del hombre en la fe. Jesucristo es la revelación definitiva y en él se realiza tanto la salvación como su manifestación. La respuesta del hombre se realiza a través de la fe, entendida como una
relación del hombre con Dios y como una adhesión personal que comprende el conocimiento y el amor."
(Ruiz Arenas, 1998, 100-101).