Evaluación de los servicios ecosistémicos del Lago de Texcoco: valoración ecológica y socioeconómica
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El Lago de Texcoco formaba parte del sistema de lagos de la cuenca de México, sustentando una rica biodiversidad. La civilización azteca dependía de los servicios ecosistémicos del lago, como la pesca, la agricultura en chinampas y el control de inundaciones (Sastre et. al., 2015). El uso del lago fue clave para el desarrollo socioeconómico prehispánico (Jazcilevich et. al., 2015). Con la llegada de los españoles, el equilibrio comenzó a alterarse, iniciando su deterioro ambiental.
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Durante este periodo, se promovió la desecación del Lago de Texcoco para controlar las inundaciones en la Ciudad de México, con obras como el canal de Huehuetoca en el siglo XVII (Alonso, 2024). La desecación fue vista como una solución técnica al desarrollo urbano, sin considerar el valor ecológico del ecosistema (Izazola, 2001). A medida que avanzaba, se perdieron servicios ecosistémicos clave, como la regulación hídrica y la biodiversidad.
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Tras la caída de Tenochtitlán, los colonizadores españoles implementaron medidas para desecar partes del Lago de Texcoco con el fin de controlar las inundaciones que afectaban a la Ciudad de México.
(Funtowicz & Ravetz, 1996) -
Se inició la construcción del Tajo de Nochistongo como parte de un sistema de drenaje para desviar el agua del Lago de Texcoco y evitar inundaciones en la Ciudad de México (CONAGUA, 2010).
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Con el crecimiento de Ciudad de México, el Lago de Texcoco se secó debido a la expansión urbana y grandes obras hidráulicas, transformando la zona en un espacio semiárido, con pérdida de biodiversidad y servicios ecosistémicos (King, 2020). Se priorizaron el desarrollo económico a costa del medio ambiente (Funtowicz y Ravetz, 1996). La desecación casi completa a finales del siglo XX causó crisis ambientales, afectando la calidad del aire y la disponibilidad de agua (Izazola, 2001).
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Nuevos proyectos hidráulicos fueron implementados para desecar partes del lago con el objetivo de aumentar la disponibilidad de terrenos para la expansión urbana e industrial (Izazola, 2001).
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El gobierno mexicano estableció la Comisión del Lago de Texcoco para supervisar la conservación y restauración del área. Se desarrollaron proyectos para mejorar la calidad del aire y controlar la salinidad en la región (Reynoso, 2018).
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Se reconoció el valor ecológico del Lago de Texcoco. La CONAGUA implementó esfuerzos de restauración para recuperar servicios ecosistémicos como la regulación climática y la filtración de agua (Jazcilevich et. al., 2015). Se comprendió que la degradación ambiental afectaba también la calidad de vida, y las políticas públicas se enfocaron en mitigar el daño. Las primeras iniciativas de restauración impulsaron la sustentabilidad, enfrentando resistencias económicas (Izazola, 2001).
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Un plan inicial para construir un aeropuerto en terrenos del Lago de Texcoco fue cancelado debido a la resistencia de activistas y comunidades locales preocupadas por los impactos ecológicos (Izazola, 2001).
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Se lanzó el ambicioso proyecto del NAICM, que ocuparía parte de los terrenos del Lago de Texcoco, generando un amplio debate sobre sus impactos ambientales y la pérdida de biodiversidad en la región (Martínez, et. al., 2018).
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En 2014, se propuso construir el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en terrenos del Lago de Texcoco, generando debate sobre su impacto ambiental y la pérdida de servicios ecosistémicos (Martínez, et. al., 2018). El proyecto amenazaba la biodiversidad y resiliencia ecológica, aunque se argumentaba que era crucial para el crecimiento económico (Izazola, 2001).. La cancelación del aeropuerto en 2018 destacó la importancia de la participación ciudadana (Martínez, et. al., 2018).
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Tras una consulta popular y protestas sobre los impactos ecológicos, el proyecto del NAICM fue cancelado por el presidente Andrés Manuel López Obrador (Romero, et. al., 2022).
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Tras la cancelación del NAICM, el gobierno mexicano lanzó el Plan Texcoco, un proyecto de restauración ecológica para transformar los terrenos en un espacio natural recuperado. Incluye la creación de humedales, la protección de biodiversidad y la valorización de servicios ecosistémicos (Alonso, 2024). El proyecto busca restaurar servicios del Lago de Texcoco, como la regulación hídrica y la calidad del aire, promoviendo recreación y educación ambiental (Izazola, 2001).
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El 22 de marzo de 2022, el gobierno de México, a través de la SEMARNAT, decretó al Lago de Texcoco como Área Natural Protegida (ANP) bajo la categoría de Área de Protección de Recursos Naturales. Este decreto protege más de 14,000 hectáreas del lago y tiene como objetivo la preservación de los ecosistemas, la protección de la biodiversidad, y la restauración de servicios ecosistémicos clave para la región, como la regulación hídrica y la calidad del aire.