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La Constitución de 1824 estuvo en vigor del 4 de octubre de 1824 al 29 de diciembre de 1836. En sus 171 artículos esbozó parte de la historia de las primeras décadas del siglo XIX en México y se considera a este documento el resultado de la Guerra de Independencia, cuyos conceptos trascendieron hasta la Constitución de 1917 que nos rige al día de hoy, tales como: soberanía nacional, derechos humanos, federalismo, división de poderes y democracia representativa.
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Leyes Constitucionales de la República Mexicana, conocidas también como Las Siete Leyes, promulgadas en 1836, conservaron la división de los poderes nacionales en Ejecutivo, Legislativo y Judicial, pero transformaron los estados federados en departamentos subordinados al gobierno central. La libertad y la soberanía que la Constitución de 1824 concedió a los estados fueron suprimidas, por lo que desaparecieron las legislaturas estatales.
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En México durante el periodo de las Leyes Constitucionales o también conocidas como las 7 Leyes de 1836; (Primera República Centralista) se dieron hechos violentos, como la Revueltas de Zacatecas de mayo de 1835; la independencia de Texas de octubre de 1835; la Guerra de los Pasteles de 1838; la Rebelión de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas de 1840 (República del Río Grande); la Rebelión de Tabasco de 1839 a 1841; y la Independencia de Yucatán de 1841 a 1847.
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La Constitución de 1857 fue un documento oficial promulgado el 5 de febrero de 1857 y que entró en vigor el 16 de septiembre del mismo año. Nació como consecuencia de la Revolución de Ayutla. En esta se derrocó al general Santa Anna y comenzó el periodo liberal de “la Generación de la Reforma”.
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Ley Juárez (1855), que suprimía los fueros del clero y del ejército y declaraba a todos los ciudadanos iguales ante la ley. Ley Lerdo (1856), que obligaba a las corporaciones civiles y eclesiásticas a vender casas y terrenos. Ley Iglesias (1857), que prohibió el cobro de derechos y obvenciones parroquiales, el diezmo.
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A finales de 1916, la posición de Carranza se había consolidado en casi todos los estados de México, a excepción de Chihuahua y Morelos. Había llegado la hora de legitimar la Revolución, aprobar una nueva Constitución y ser elegido presidente. Por lo tanto, en noviembre de 1916 invitó a la nueva clase política mexicana, la mayoría reformadores procedentes de la clase media, a una convención constitucional en Santiago de Querétaro, México.