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Para explicar el aparente movimiento retrógrado de Marte y otras “anomalías” que no encajaban con el geocentrismo, en el siglo II d C, un astrónomo llamado Ptolomeo, realizó una serie de modificaciones en este modelo y supuso que, en realidad, las órbitas de los planetas no eran círculos perfectos, sino una combinación de varios círculos.
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En 1543, fue publicado un libro de un astrónomo polaco llamado Copérnico poco después de su muerte. En él se realizaban cálculos sobre el movimiento de los diferentes cuerpos celestes, asumiendo que el Sol ocupaba el centro y la Tierra y los demás planetas giraban a su alrededor. A esta idea se le llamó HELIOCENTRISMO. Aunque la Iglesia quería verlo como una simple herramienta matemática, el Heliocentrismo fue convenciendo cada vez a más astrónomos como un nuevo modelo de Universo.
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Tycho Brahe, considerado como uno de los grandes astrónomos anteriores a la invención del telescopio, creó un modelo de Universo para “tener contento a todo el mundo”, manteniendo la posición central de la Tierra y aceptando el movimiento de los planetas alrededor del Sol.
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Hacia 1600-1610, Johannes Kepler, un astrónomo alemán, descubrió que, en contra de lo que todos pensaban y lo que él mismo suponía,las órbitas de los planetas no eran círculos perfectos, sino elipses. A esto se llamó Primera ley de Kepler.
Además, fue capaz de determinar otra ley que permitía calcular La velocidades un planeta en cada parte de su órbita. Se llamó Segunda ley de kepler y decía que los planetas “barre áreas iguales en tiempos iguales” -
Galileo Galilei fue un astrónomo que aprendió a fabricar los primeros telescopios para la observación de los astros y, gracias a ello, pudo realizar observaciones que le convencieron de que el modelo heliocéntrico era el correcto.
Una de las observaciones más importantes de este astrónomo fueron las fases de Venus, muy parecidas a las de la Luna, lo que le hizo convencerse por completo de la veracidad del Heliocentrismo. -
En 1718, el astrónomo Edmund Halley, mediante mediciones muy precisas de la posición de algunas estrellas y la comparación con algunos de los mejores mapas de la Antigüedad, descubrió que las posiciones de las estrellas habían cambiado. El cambio era demasiado importante como para que se tratase de un error de elaboración y las variaciones eran distintas entre estrellas, por lo que dedujo que muchas estrellas tenían movimiento propio aunque difícil de ver desde la Tierra debido a la distancia.
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En 1.781, William Herschel descubrió un nuevo planeta por casualidad, Urano, aunque al principio creía que era un cometa.
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En 1.923, Edwin Hubble descubrió que Andrómeda, a pesar de lo que se había creído hasta entonces, era una galaxia, ya que la distancia desde el Sistema Solar era mayor a su diámetro, por lo que, para poder verse desde tan lejos, debía ser algo gigantesco, y no sólo una nebulosa dentro de nuestro sistema como se había creido hasta entonces.
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En 1.930, Tombaugh descubrió Plutón aunque, por su pequeño tamaño y gran distancia desde la Tierra, requirió mucha paciencia.