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En este año ví la luz de este mundo. -
Uniforme blanco los lunes para hacer los honores a la bandera.
Mi maestra Lolita muy amable, de bonita sonrisa. Me consideraba una niña muy tranquila. -
Mi maestra Alicia me enseñó a leer y a escribir. No me tocó pero a algunos de mis compañeros los castigó poniéndoles orejas de burro.
Recuerdo que había niños y niñas más grandes que estaban repitiendo el grado escolar, es decir los/as reprobados/as. -
Un castigo típico si no se realizaban las actividades era quedarse en el salón sin salir al recreo o hacer el aseo al finalizar la jornada escolar. -
En tercero mi profesor fue Andrés. Su principal forma de disciplina fue el "reglazo" en las manos o aventar el borrador a la cabeza. Aunque solía ser muy cumplida no me escape del "reglazo". -
Con la maestra Norma fui una alumna aplicada. Solía premiar a los y alumnas destacadas cuando hacia concursos o competencias internas y en los días de lluvia solía contarnos cuentos. Ante un mal comportamiento la sanción era regaños o llamar a mamá. -
¡Otra vez el maestro Andrés! Aún así procuré aplicarme y aprender lo más posible. -
El nivel de exigencia académica se elevó con el maestro Cirilo. Para él nadie se merecía una calificación de 10; me esforcé para tener un buen promedio. -
Los tres grados tuve la misma profesora (maestra Lupita). La forma en que ella intentó poner límites, en general, no funcionó con el grupo, pues algunos alumnos se la pasaron haciéndole travesuras, incluso lograron que, en cierta ocasión, derramara lágrimas de impotencia y coraje, por tanto las sanciones a la indisciplina se las cedió al director.
En esta etapa considero que fui una alumna destacada, en cada grado participé en uno que otro concurso y obtuve algunos primeros lugares. -
Tres años en los que mi única ocupación fue estudiar, aprender y obtener buenas calificaciones; de igual forma me gustaba que las y los profesores reconocieran mis méritos y buscaba cumplir en todo lo que me solicitasen, eso me generó en la mayor parte del tiempo mucha presión y estrés pero al final una gran satisfacción por los reconocimientos obtenidos.
Recuerdo a varios profesores y maestras que dejaron huella y con algunos/as todavía tengo contacto. -
Como estudiante la etapa más enriquecedora en cuanto a formación profesional y mayormente personal. Un método de enseñanza aún tradicional con múltiples evaluaciones, talleres, proyectos que ejercían estrés y ansiedad por obtener una calificación aprobatoria y de ser posible arriba de 8. Aquí los retardos realmente podían costar casi el semestre en algunas materias. Maestras y maestros que me avivaron el gusto por la Psicología pero igual hay otros/as que recuerdo muy poco. Estudiante destacada.