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La principal forma de contagio es mediante el contacto directo con cualquier perro con sarna o sus objetos, que pueden estar también infestados de ácaros. No obstante, no es la única, y también es habitual que los canes se contagien cuando sufren una bajada de defensas importante.
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En este caso, el parásito tiene forma de tubo y no excava galerías en la piel sino que se mete dentro del folículo piloso. Los ácaros comienzan a reproducirse sin control invadiendo el folículo, por es el pelo se cae.
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Los parásitos en la piel provocan picor, y veremos como se rasca con mucha frecuencia.El perro se rasca sin parar y en cualquier momento.
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Poco a poco se van formando calvas en el pelaje, pueden empezar en un sitio (cara, nariz, cabeza, etc.) e irse extendiendo por más zonas de la piel conforme la enfermedad avanza.
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Si no se trata, va creando lesiones en la piel, que se ven agravadas porque el animal no para de rascarse y se provoca arañazos y rasguños con sus propias uñas.
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Si se llegan a observar manchas rojas en la piel, pude que padezca sarna roja.
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El perro se encuentra más nervioso de lo normal y más molesto, así que puede estar apático y perder el apetito o comer menos de lo normal.
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Si la sarna se encentra en una fase ya muy avanzada, puede notarse como olor a rancio que proviene de la piel deteriorada del perro. Si tu perro está en casa bien atendido, te darás cuenta de la presencia de la sarna antes de llegar a este punto.