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Los programas preventivos se basan en un modelo “racional o informativo” y/o “tradicional”:
Se brindaba información sobre los efectos negativos de aquellos que se deseaba prevenir, al considerarse que el problema era la falta de información. -
Modelo de influencias sociales o psicosociales:
Se trabajaba sobre tres factores de riesgo fundamentales: los ambientales, los personales y los conductuales.
Se entendía que el contexto tiende a facilitar o prevenir el riesgo.
Los programas estaban encaminados a orientar al no consumo o a la reducción del acceso a las sustancias.
Se comprobó que la intervención en los 3 factores mencionados era mucho más efectiva que la intervención en solo uno de ellos. -
Modelo de habilidades generales:
Es preciso instruir a los jóvenes en habilidades generales, no sólo de rechazo al consumo, a través de programas orientados a todas las drogas y al desarrollo de "habilidades para la vida". -
Se tiende hacia la prevención basada en la evidencia.
Se parte de la necesidad de diseñar programas y estrategias preventivas basándose en teorías fundamentadas en el conocimiento científico sobre el origen, desarrollo y mantenimiento de ciertos comportamientos, sobre los factores de riesgo y de protección, sobre la evaluación de las intervenciones y su efectividad y sobre las bases teóricas que soportan tanto la investigación como los programas y las intervenciones.