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Adolfo López Mateos nació el 26 de mayo de 1910 en Atizapán de Zaragoza, Estado de México.
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Estudió en la Escuela Nacional Preparatoria.
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Se mudó a Toluca, estado de México y allá estudió la secundaria y el bachillerato en el Instituto Científico y Literario.
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Trabajó como profesor de literatura e historia en el Instituto Científico y Literario de Toluca.
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Cuando José Vasconcelos realizó su campaña presidencial en 1929, Adolfo López Mateos fue quien se encargó de ser el orador debido a las cualidades tan buenas que tenía para eso
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El periódico de nombre “El Universal” hizo una convocatoria en 1926 para un concurso anual de oratoria para los estudiantes de nivel preparatoria o de la carrera de derecho.Con tan sólo 18 años de edad, Adolfo participó en dicho concurso en la Escuela Nacional Preparatoria llevada a cabo el 20 de mayo de 1929.
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Decidió estudiar derecho en la Escuela de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México.
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Fue nombrado director de educación extraescolar y estética en la Secretaría de Educación Pública (SEP).
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Fue profesor en 1944 en la primaria-secundaria donde estudió.
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Fue director en 1946 en la institución donde estudió su bachillerato.
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Coordinador de la campaña electoral de Adolfo Ruiz Cortines para la presidencia de México.
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López Mateos se hizo cargo de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social.
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El Partido Revolucionario Institucional pidió que él fuera el candidato que lo representara en las elecciones para la presidencia de la República Mexicana.
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Su posesión se realizó en el Palacio de Bellas Artes el 01 de diciembre de 1958, culminando el 30 de noviembre de 1964.
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Fue invitado a presidir el Comité Organizador de los XIX Juegos Olímpicos en la Ciudad de México.Renunció a su cargo en 1965.
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Tuvo siete aneurismas en el cerebro.A pesar de que lo operaron, su enfermedad avanzó rápidamente y poco después perdió el habla, vivió durante dos años en estado “vegetal”. Murió el 22 de septiembre de 1969 en la Ciudad de México.Su cuerpo fue sepultado en el Panteón Jardín de dicha ciudad. Muchos años después, Carlos Salinas de Gortari, mandó a exhumar el cuerpo de Adolfo y sus restos fueron llevados a un monumento que se hizo en su honor localizado en Atizapán de Zaragoza.
