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Las uvas cosechadas se transportan a la bodega.
Se realiza una selección manual o mecánica para eliminar uvas de mala calidad. -
Las uvas se despalillan, separan los raspajos y se estrujan para romper las pieles y liberar el mosto.
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El mosto y los hollejo se dejan macerar y fermentar juntos en tanques. La fermentación alcohólica convierte los azúcares en alcohol y se extraen los compuestos de color y sabor de las pieles.
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Al finalizar la fermentación y maceración, se prensa el vino para separar el líquido de los sólidos.
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El vino se somete a una fermentación secundaria, donde las bacterias lácticas convierten el ácido málico en ácido láctico.
Este proceso suaviza la acidez del vino y añade complejidad. -
El vino se trasiega para separar las lía.
Se pueden añadir clarificantes para mejorar la claridad del vino. -
El vino tinto puede pasar por una crianza en barricas de roble o en tanques de acero inoxidable.
La crianza puede durar desde unos pocos meses hasta varios años, dependiendo del estilo de vino.
Durante este tiempo, el vino adquiere complejidad y estructura. -
El vino se filtra para eliminar cualquier impureza restante.
Se embotella en botellas de vidrio.