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Su nombre de bautizmo fue Isabel – en honor a su abuela materna, pero debido a un acontecimiento prodigioso en el cual su rostro se volvió una Rosa, su madre le comienza a llamar así.
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Viaja con su familia a Quives, en la sierra de Lima.
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Recibe la Confirmación por parte del arzobispo de Lima, Santo Toribio Alfonso de Mogrovejo.
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En el 1601, Santa Rosa regresa a Lima, Peru
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A los veinte años tomó el hábito de terciaria dominica y consagró su vida a la atención de los enfermos y niños.
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La virgen limeña entregó su alma a Dios a los 31 años, el 24 de agosto de 1617.
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El papa Clemente X, la canonizó en 1671