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Isabel de Castilla y Fernando de Aragón se casaron en 1469. Su matrimonio supuso la creación de un nuevo Estado que englobó la Corona de Castilla y la de Aragón (Monarquía Hispánica), aunque no significó la unificación política de ambos reinos. Cada uno mantuvo sus propias instituciones
de gobierno. -
A la muerte del rey castellano se inició una guerra dinástica entre los partidarios de doña Juana (sobrina de Isabel e hija de Enrique IV) y los de Isabel.
El desenlace tuvo lugar en la batalla de Toro (1476) que consolidó a Isabel como reina.
La victoria supuso la unión de Castilla y Aragón. Pero esta unión fue débil, pues el nuevo estado no tendría ninguna institución en común y cada reino conservaría sus propias leyes.