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El relato comienza describiendo un mundo en calma y en silencio, donde no existe nada, ni hombres, ni animales, ni plantas. Solo hay mar en calma y cielo. Todo está en un estado de inmovilidad y oscuridad.
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Los dioses Tepeu (el Creador) y Gucumatz (la Serpiente Emplumada), junto con otros dioses, se reúnen para planear la creación del mundo. Discuten sobre cómo llenar el vacío y darle forma a la vida.
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A través de su palabra, los dioses ordenan que la tierra surja del agua. Al pronunciar la palabra, la tierra aparece de manera mágica. Las montañas y los valles emergen, y comienzan a aparecer bosques y vegetación.
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Se crean los animales, pero los dioses se dan cuenta de que estos no pueden hablar ni adorar a sus creadores. Los animales son incapaces de expresar gratitud, lo que desagrada a los dioses.
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Se intenta crear hombres de barro, pero su forma es débil y se desmoronan. No tienen intelecto ni la capacidad de pensar, lo que lleva a los dioses a desear un nuevo intento.
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Finalmente, los dioses deciden crear al hombre a partir de maíz, el grano sagrado. Así, crean a los primeros cuatro hombres que poseen inteligencia, fuerza y la capacidad de hablar. Estos hombres reconocen y adoran a sus creadores.
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Se presentan a los personajes principales, Hunahpú e Ixbalanqué, hijos de la primera generación de hombres, quienes son semidioses con habilidades extraordinarias.
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Los padres de Hunahpú e Ixbalanqué son sacrificados por los señores de Xibalbá, el inframundo. Sus hijos, en busca de venganza y para honrar su memoria, deciden descender a Xibalbá.
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Los semidioses son desafiados por los señores de Xibalbá, quienes les someten a pruebas y juegos, tratando de atraparlos o eliminarlos.
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Enfrentan diversas pruebas, como cruzar ríos peligrosos, atravesar campos de espinacas y enfrentar la oscuridad. Utilizan su ingenio y sabiduría para superar cada obstáculo.
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Finalmente, con la ayuda de los poderes que poseen, logran derrotar a los señores. A través de ingeniosos estratagemas, burlan las trampas y provocan su caída.
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Después de que los semidioses son asesinados en varias ocasiones, logran regresar a la vida. Utilizan su astucia para salir victoriosos y, en este proceso, se transforman en símbolos de fertilidad y vida.
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A lo largo de sus aventuras, se transmiten lecciones sobre la justicia, la humildad, y el castigo de los malvados. La historia refleja la lucha entre el bien y el mal, resaltando la importancia de la sabiduría y el valor moral.