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Ignacio fue un soldado español que luchó en la Batalla de Pamplona contra los franceses. Durante la pelea, una bala de cañón le destrozó la pierna. Tuvo que permanecer en cama durante meses recuperándose y, para pasar el tiempo, leyó libros sobre la vida de Jesús y los santos. Esto le hizo reflexionar sobre su vida y decidió cambiar de rumbo y en lugar de ser un gran soldado, quería servir a Dios. -
Ya recuperado, dejó atrás su vida de lujos y fue al monasterio de Montserrat. Ahí dejó sus armas y su ropa elegante como símbolo de que abandonaba su pasado militar. Después, pasó casi un año en Manresa, donde meditó, rezó y llevó una vida sencilla. En ese tiempo comenzó a escribir los Ejercicios Espirituales, un método de oración y reflexión que más tarde ayudaría a muchas personas a acercarse a Dios. -
Queriendo seguir los pasos de Jesús, Ignacio viajó a Jerusalén. Su idea era quedarse allí para ayudar a la gente y predicar, pero los franciscanos que controlaban los lugares sagrados lo vieron como un riesgo y le pidieron que regresara a Europa. -
Ignacio se dio cuenta de que, si quería enseñar sobre la fe, necesitaba estudiar. Por eso, fue a una universidad en Barcelona, Alcalá y Salamanca. Sin embargo, como hablaba de religión sin ser sacerdote, algunos pensaban que sus ideas eran peligrosas y fueron investigadas por la Inquisición. Aunque no encontraron nada malo en él, le prohibieron dar clases, lo que lo llevó a buscar mejores oportunidades.
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Se mudo a París y entra a la Universidad de la Sorbona. Conoce a Francisco Javier y Pedro Fabro, con quienes formará la Compañía de Jesús. -
Ignacio y sus compañeros son ordenados sacerdotes en Venecia. Luego viajan a Roma para ofrecer su servicio al papá. -
El papa Pablo III aprueba oficialmente la Compañía de Jesús con la bula Regimini militantis Ecclesiae. Ignacio es elegido su primer líder. -
Su libro más importante, los Ejercicios Espirituales, es publicado oficialmente y comienza a usarse en la formación de los jesuitas. -
Ignacio funda el Colegio Romano, que más tarde se convertirá en la Universidad Gregoriana, una de las más prestigiosas del mundo. -
Muere en Roma a los 64 años. -
El papa Gregorio XV lo declara santo junto a Francisco Javier, Teresa de Jesús, Felipe Neri y San Isidro Labrador.
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