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Descubrimiento accidental de la pólvora en China por alquimistas en su búsqueda del elixir de la eterna juventud. Se utilizó inicialmente para fuegos artificiales.
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se utilizaba con propósitos militares en forma de cohetes y bombas explosivas lanzadas desde catapultas. Se sabe que ya en el año 1126 se utilizaban cañones hechos de tubos de bambú para lanzar proyectiles al enemigo.
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1248: Roger Bacon menciona la pólvora en Europa. Roger Bacon registró la fórmula de la pólvora en Europa en el siglo XII. Componentes: Salitre, azufre y sauce joven.
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El uso de cañones se generalizó tanto en China como en Europa, marcando un avance crucial en la tecnología militar. En China, los cañones evolucionaron a partir de las lanzas de fuego, convirtiéndose en herramientas clave para la defensa y el ataque. En Europa, los cañones comenzaron a desempeñar un papel importante en los asedios y batallas, como en la Guerra de los Cien Años. Este desarrollo revolucionó las tácticas de guerra, dando inicio a una nueva era en la que la artillería.
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En 1334, Inglaterra comenzó la fabricación de pólvora, marcando un hito importante en la historia militar y tecnológica del país. Este evento simbolizó el inicio de una nueva era en la que la pólvora se convirtió en un recurso clave para la defensa y la expansión territorial.
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En 1340, Alemania estableció instalaciones para la fabricación de pólvora, marcando un avance significativo en la tecnología militar y la industria química de la época. Este desarrollo permitió a Alemania producir pólvora de manera más eficiente, lo que tuvo un impacto importante en las tácticas de guerra y en la capacidad de defensa del país.
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El oro fulminante, conocido como "aurum fulminans," fue uno de los primeros explosivos de alto poder descubiertos en Europa durante el siglo XVI. Este compuesto, una mezcla de oro, cloro y amoníaco, era extremadamente inestable y peligroso.
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En 1886, el químico francés Paul Marie Eugène Vieille revolucionó la tecnología militar al inventar la pólvora sin humo, conocida como "Poudre B". Este nuevo tipo de pólvora, basado en nitrocelulosa, era mucho más potente que la pólvora negra tradicional y producía una cantidad insignificante de humo al quemarse. Su invención permitió el desarrollo de armas automáticas y semiautomáticas, mejorando la precisión y reduciendo la corrosión en los cañones.