-
Me compro una mujer de pelo rizado en la joyería de Balmaseda. Fui un regalo para su abuela.
-
Duarente 10 años estuve adornando las orejas de una señora muy buena. Siempre me llevaba de paseo por los prados que estaban cerca de su casa. Solo me posaba en la mesita de noche cuando se iba a dormir. Cada mañana, en cunto se levantaba de la cama, me volvia a coger y pasabamos el día juntos.
-
Cuando la mujer que me llevó durante 10 años estaba en cama muy enferma, pensó que lo mejor era devolverme a su dueña original, para que ésta me hiciese llegar a su bisnieta.
-
Cuando mi dueña me delvolvió a su nieta, la mujer que me compró, me metieron en una caja. Estuve esperando un par de meses dentro de esta. Esta época fue muy aburrida la verdad, estaba todo oscuro y no escuchaba nada, fue como dormir una siesta muy larga. Pero todo acabó el día del cumpleaños de la bisnieta, mi nueva dueña, y no me dejó desde entonces.
-
Cuando mi primera dueñá murió, con 98 años, la mujer que me compró me regaló a mi dueña actual, su hija.
-
A día de hoy puedo decir que me he pasado 10 años en las orejas de mi nueva dueña. Aunque hace años, de vez en cunado, me dejaba en la mesita para ponerse otros pendientes más adecuados para la situación, siempre volvía a mí. Pero eso fue hace tiempo, ya que, en 2020, creo recordar, se hizo más agujeros. Ahora somos tres en cada oreja, nunca habia sentido lo que era tener familia, me gusta. Muchas veces mis amigos se van y vuelven, pero yo tengo mi sitio fijo, el segundo agujero es todo mío.