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El gran día llegó. La primera comunión se celebró en un pueblo pequeño de Bizkaia: Berriz. No me gustan las comparaciones pero era el vestido más bonito...
Fue una ceremonia muy bonita, con toda la familia reunida, hasta los familiares que vivían lejos acudieron al gran evento. También nos hicieron muchas fotos para el recuerdo. -
Otros vestidos de comunión y yo vivíamos en el Corte-Inglés de Vitoria-Gasteiz. Los meses anteriores a mayo, que es el mes en el que se suelen celebrar las comuniones, solemos estar muy demandados. Es por aquellos meses cuando apareció una familia en busca de un vestido de comunión para la primera niña de la familia en hacerla. Aunque se probó unos cuantos, me escogió a mi, por lo que me traslade a su casa hasta que llegara el gran día. -
Después de los cinco años de mi primera aparición, me volvieron a exhibir en la comunión de su hermana pequeña. Esta vez me hicieron unos pequeños arreglos, ya que la única ilusión de esta segunda niña era sentirse como una princesa Disney el día de su comunión. Para ello, me agregaron un gran cancán para que la falda abultara más de lo que ya lo hacía.
La ceremonia se volvió a celebrar en el mismo lugar que la primera: en la parroquia de Berriz -
Cuando habían pasado dos años de la segunda comunión, y ya me había hecho a la idea de que el resto de mi vida me lo pasaría en un trastero cogiendo polvo, la madre de las dos niñas que me llevaron en su comunión me sacó del plástico en el que estaba para llevarme a casa de su sobrina para que lo llevara en su comunión. Y una vez más, una tercera niña me lucio con gusto en su comunión. -
Pronto harán diez años de la última comunión, y desde entonces vivo en el trastero de la primera niña que me llevó. Estoy junto con el resto de cosas que se olvidan que existen pero que se guardan por nostalgia.
No creo que vuelva a acompañar a una niña en su primera comunión porque me temo que las modas cambian, y yo me he quedado algo pasado de moda... Pero bueno, no pasa nada, me quedo con esos tres momentos en los que hice que una niña se sintiera una pequeña princesa.