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Fernando de Aragón e Isabel de Castilla se casaron, pero sus reinos no se unieron.
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Nacida en 1479, fue desposada con Felipe el Hermoso, soberano de Flandes y Borgoña.
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Juana fue a Flandes, conoció a Felipe y se enamoraron. Tras la boda en 1496 residieron en Gante y Bruselas.
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Los RRCC establecieron alianzas con distintos países europeos gracias a los matrimonios de sus hijos.
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Su primer hijo varón, Carlos, nació en 1500 y se convirtió en el heredero al trono. Antes de él tuvo a Leonor y después a Isabel, Fernando, María y Catalina.
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Ambos vinieron a España y juraron como heredera de la corona a Juana y como consorte al archiduque Felipe.
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Felipe regresa a Flandes y Juana se queda en Castilla. La separación dura hasta 1504, cuando Juana vuelve a Flandes tras enfrentarse a su madre, que la obligaba a quedarse en Castilla.
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Al morir Isabel, dejó a Juana como heredera destacando que si ella no podía reinar lo haría Fernando. Así es como Fernando se convierte en Regente de Castilla tras la reunión de Las Cortes.
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Al volver a la Península, Felipe, que desea ser Regente del reino, lo consigue. Mientras, Fernando se casa con Germana de Foix.
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Felipe muere en 1506. Tras su fallecimiento, se reclama la vuelta del rey católico cuya regencia duró nueve años.
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Juana fue trasladada a Torrecillas, donde residió 46 años.
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Al morir, dejó como heredero a su nieto Carlos mientras Juana permaneció en Tordesillas.
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Los comuneros, estableciéndose en contra de Carlos y defendiendo que la legítima soberana de Castilla es Juana, se establecen en Tordesillas, pero son derrotados poco después.
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Juana muere el 12 de abril de 1555 y Carlos tres años más tarde.