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Los griegos de la antigüedad daban diverso significado al término “signo”.
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El médico Hipócrates para referirse a los “síntomas” de una enfermedad los llamaba “semeion” (signos)
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Parménides llamaba “signos” a las pruebas de verificación de algún hecho.
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Los objetos del mundo son estímulos sensoriales que nos ayudan a reconstruir la verdad a través del recuerdo (Mito de la Caverna). El mundo trascendental de las ideas es la realidad superior y verdadera. Las palabras no son las cosas, sino que están en lugar de.
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Para Aristóteles los signos pueden ser de diversas clases (signos, símbolos, indicios). Las palabras son símbolos convencionales (no son verdaderos ni falsos). Una palabra (significante) no tiene ningún significado, sólo adquiere uno cuando se convierte en símbolo: el significado que la convención establece (arbitrariedad). Las palabras sirven para darles nombres a las cosas, están en lugar de las cosas.
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Fueron los primeros en establecer las diferencias entre signo-significante-significado, anticipándose a la ligüística contemporánea. Para ellos el signo es biplánico (contenido-expresión) que se refiere a una realidad distinta: el referente.
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Agustín distinguió entre signos naturales y signos convencionales. Natural es, por ejemplo, el humo, pues indica fuego. Convencional es la lengua o los gestos. En el lenguaje humano verbal se hacen presente tres elementos: la “locución” (palabra proferida con
voluntad de significar algo); la “palabra interior” (que expresa la vida del alma), y la “fuerza recursiva” (representación mental de la cosa aludida). -
Para él signos son no sólo las palabras, sino también el brote de las plantas (que anuncian la primavera), el rubor del rostro (que indica vergüenza) pero signo por excelencia son las palabras.
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Los signos son ante todo términos mentales necesarios para comprender la realidad y comunicarnos. Todo término mental es una creación del alma (mentalismo).
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Las palabras son propiamente signos de las ideas antes que de las cosas. Cualquier signo que se forma en nuestra mente tiene su origen en la experiencia. Las palabras son signos de los conceptos que sirven para conservar los pensamientos en la memoria y comunicarlos a los demás.
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El signo contiene dos facetas: una instrumental, porque es un medio y vehículo de comunicación, con una dinámica dirigida a los procesos de interacción otra faceta interior: formal y cognitiva, ya que el signo sirve para dirigir la mente al conocimiento de las cosas, permitiendo una mejor adaptabilidad al mundo.
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Las ideas tienen primacía por encima de la experiencia, por tanto el concepto es más importante que las cosas a las cuales ellas se refieren. El referente de los signos se diluye en la incertidumbre propia de todos los seres materiales. Los signos se crean a partir de una estructura profunda de la mente, y expresan el significado de una forma común en todas las lenguas.
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Cualquier forma del conocimiento proviene de la experiencia, no de alguna idea innata. Las ideas son los primeros signos que disponemos para conocer las cosas. Las palabras también son signos que nacen de las “ideas sensibles”.
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Los signos no desempeñan un rol intermediario entre la realidad y nuestra mente, porque las cosas son nuestras mismas percepciones y las palabras sólo están para nombrar a éstas.
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El lenguaje verbal distorsiona de alguna manera la realidad, pues se desarrolla en una sola dimensión de duración temporal. En cambio los ademanes y los gestos se realizan según las tres dimensiones, propias del mundo, por lo que tienen más fuerza en la comunicación.
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los signos y los sonidos verbales carecen de sentido, sólo lo adquieren una vez que entran a formar parte de una estructura idiomática, gracias a la función del pensamiento y la mente humana que es capaz de construir reglas y gramáticas. Las lenguas son dinámicas y están en continua evolución, porque dependen del espíritu humano que permanentemente va formando léxicos, reglas sintácticas y semánticas.
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Considerado fundador del pragmatismo y padre de la semiótica moderna. Según él, un signo es un signo, siempre y cuando signifique algo para alguien y la semiosis es el proceso en el que algo funciona como signo. Actúan tres factores: 1.lo que actúa como signo.
2.Aquello a lo que el signo alude (objeto).
3.La interpretación. -
Ya se considere el significado o el significante, la lengua no implica ni ideas ni sonidos preexistentes, sino diferencias conceptuales y diferencias fónicas nacidas de ese sistema. El enfrentamiento de cierto número de signos acústicos con otros tantos cortes hechos en la masa de pensamiento, dice Saussure, engendra un sistema de valores; y es ese sistema el que constituye el vínculo efectivo entre los elementos fónicos y psíquicos en el interior de cada signo.
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