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Estableció las bases de la organización del trabajo y la economía del nuevo Estado franquista. Se inspiró en el modelo fascista italiano, pero con un fuerte componente tradicionalista y monárquico que favorecía los intereses agrarios, industriales y financieros. Prohibió las libertades sindicales y creó el sindicato único obligatorio, controlado por Falange.
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Instituyó una Cámara "representativa" llamada Cortes, con más de quinientos procuradores. La mayoría eran procuradores "de oficio" (cargos institucionales) o designados por Franco. Las Cortes carecían de iniciativa legislativa y solo aprobaban las leyes presentadas por el gobierno.
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Complemento el Fuero de los Españoles, buscando dar una apariencia de sufragio universal. Establecía que los españoles podían ser consultados en referéndum o plebiscito nacional, pero siempre por decisión de Franco.
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Presentado como una declaración de derechos, en realidad enfatizaba los deberes de los españoles y la estructura autoritaria del Estado. Reconocía derechos limitados, condicionados a la no oposición al régimen.
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Estableció un sistema de sucesión para la jefatura del Estado, declarando a España como Reino y reservando a Franco el derecho de nombrar a su sucesor. Fue aprobada en referéndum con un alto porcentaje de votos a favor.
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Incorporó la doctrina falangista al ordenamiento institucional y reconoció a Falange Española Tradicionalista (FET) como partido único. Obligó a los altos cargos y funcionarios a jurar los principios del Movimiento.
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Intentó modernizar la imagen del régimen, uniendo elementos de leyes anteriores y eliminando algunas connotaciones totalitarias. Introdujo la separación de los cargos de Jefe del Estado y Presidente del Gobierno.
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A partir de 1968 se permitió elegir un tercio de los procuradores por representación familiar.
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Se cubrió el cargo de Presidente del Gobierno.