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Las relaciones economía y cultura. Contexto histórico y aportaciones de un campo emergente

  • Inicios

    En los siglos XVI y XVII, algunos grandes pensadores económicos percibieron que las actividades artísticas y culturales, a pesar de sus méritos intrínsecos, constituían una desviación del uso del capital y del trabajo productivo hacia actividades improductivas.
  • Perspectivas aisladas.

    Desde la perspectiva del pensamiento económico, existe un escaso interés de los economistas de los siglos XVII y XVIII por extender el análisis económico a las actividades culturales. Luego, con la crítica de los primeros marginalistas al objeto de estudio de la economía y la redefinición de Robbins, una vez aclarada la crítica de los estetas ingleses, se tiende un puente que permite incorporar el análisis de las actividades y bienes culturales en la teoría económica.
  • Economistas clásicos.

    Para los economistas clásicos el objeto de la economía política era el análisis del crecimiento de la riqueza y su distribución, y que entendían la riqueza como los medios materiales de subsistencia.
  • Primeras tendencias.

    En los siglos XVI y XVII, las actividades artísticas y culturales eran vistas como un gasto extravagante y lujoso de la aristocracia, que podía perjudicar la orientación productiva de la clase trabajadora. La división fisiocrática entre sectores productivos y estériles identificaba el excedente económico como un producto físico del sector agrícola. Los sectores industriales y de servicios no generaban excedente.
  • Primeras tendencias

    Bentham afirmó que si el juego de bolos produce más placer que la música o la poesía, es más valioso; además, está al alcance de todos y, en cambio, sólo unos pocos practican la música y la poesía. Adam Smith: el arte no se distingue de otras formas de entretenimiento, en La riqueza de las naciones, entre trabajo productivo y no productivo.
  • Arte y Cultura como trabajo improductivo.

    Adam Smith observó que la división del trabajo aumenta su productividad y, por tanto, la capacidad para producir bienes que generan bienestar y riqueza a la población, extendió la productividad a la industria y puso fin a la idea fisiocrática de que sólo el trabajo aplicado a la actividad agrícola genera riqueza.
  • Smith

    Algunos de los trabajos más respetables de la sociedad son como el de los sirvientes: no producen valor alguno que se fije o incorpore en un objeto permanente o mercancía vendible, que perdure una vez realizado el trabajo. En la misma categoría hay que situar algunas profesiones: actores, bufones, músicos, cantantes de ópera, bailarines. Como la declamación del actor, la arenga del orador y la melodía del músico, la labor de ellos perece en el mismo instante de su producción.
  • Smith

    Si el Estado la educación y las artes, si garantiza la completa libertad a todos aquellos que por su propio interés procuren sin escándalo ni indecencia entretener y divertir al público con pinturas, poesía, música, baile y toda clase de representaciones y exhibiciones teatrales, se podría disipar fácilmente en la mayoría del pueblo ese humor melancólico y apagado que suele ser el caldo de cultivo de la superstición y el fanatismo.
  • Smith

    Smith sostuvo que el arte podía dejarse a la iniciativa privada, sin participación del Estado, con dos argumentos: el gobierno puede limitar el desarrollo del pensamiento creativo de los individuos a través de la censura; el gobierno no dispone de un mecanismo que haga coincidir sus decisiones con los deseos de los individuos.
  • Síntesis de Smith y Ricardo

    Advierten poco interés por los bienes y servicios culturales debido al énfasis en la teoría del valor trabajo aplicada especialmente en la industria, en la acumulación de capital y en el comercio exterior. Ambos centraron su atención en “la mano de obra que produce las obras de arte y no en las obras de arte mismas”; Como afirma Rausell (1999), el problema es que los bienes artísticos y culturales no encajan en una teoría del valor que no contemple la naturaleza económica del valor estético.
  • Escritos

    En "La riqueza de las naciones", Smith afirma que la economía política persigue dos objetivos distintos: “conseguir un ingreso o una subsistencia abundantes para el pueblo” y “proporcionar al Estado o comunidad un ingreso suficiente para pagar los servicios públicos”.
  • Escritos

    En "Los Principios de economía", Ricardo considera que el objeto de la economía política son los aspectos distributivos y sus efectos sobre la acumulación de capital y el crecimiento económico.
  • Visión conjunta

    La visión de Smith y Ricardo se define como: La ciencia que describe las leyes de aquellos fenómenos de la sociedad que se originan en las operaciones continuas de la humanidad para la producción y distribución de la riqueza en la medida en que esos fenómenos no son modificados por la persecución de otro objeto
  • Ricardo

    Ricardo observó que algunos bienes culturales, “las estatuas y pinturas notables, monedas y libros raros”, son una parte muy pequeña del universo de bienes, los que no son reproducibles y cuyo valor depende de la escasez, por lo que no merecían mayor atención.
  • Aspectos en la formación de precios en el mercado del arte.

    "Las referentes a cuadros de viejos maestros, monedas antiguas y otros objetos que no pueden ser totalmente clasificados. El precio a que se venda cada uno de ellos dependerá en mucho de que una persona rica esté presente en la venta; de lo contrario, será comprada probablemente por negociantes que confían en venderla con algún beneficio, y las variaciones del precio del mismo cuadro en diferente subastas, por grandes que sean, lo serían aún más si no fuese por la influencia de los compradores
  • Marshall

    Definió la economía política, o economía, como finalmente sugirió llamar a esta ciencia, como “el estudio de las actividades del hombre en los actos corrientes de la vida; el examen de aquella parte de la acción individual y social que está más íntimamente relacionada con la consecución y uso de los requisitos materiales del bienestar”.
  • Marshall

    El desarrollo de las facultades artísticas del pueblo es en sí mismo un fin de la mayor importancia y se está convirtiendo en un factor principal de la eficiencia industrial.
  • Marshall.

    Consideró que las “ramas del arte que se relacionan con la vista” eran de interés particular y que su desarrollo tenía efectos posi- tivos sobre los métodos de los negocios, los procesos de manufactura y la habilidad de los artesanos.
  • Finales del siglo XIX

    En el último cuarto del siglo XIX hubo un debate entre los economistas sobre la importancia relativa de la demanda y de la oferta en la teoría del valor (o del precio). Los primeros marginalistas Jevons, Menger y Walras concebían la teoría del consumo, el estudio de la demanda, como la base científica de la economía, contra el énfasis en la oferta de la economía clásica.
  • Bienes artísticos y las actividades particulares.

    Marshall tuvo muy presente el fuerte ataque a la economía política clásica, que consideró injusto por no comprender el verdadero objetivo de la ciencia económica: Algunos patronos y políticos, al defender privilegios, hallaron muy conveniente basar la autoridad de la economía política, y a menudo se calificaban a sí mismos de economistas. Y aun en nuestra época, dicho título ha sido adoptado por los que se oponen a gastar con generosidad en la educación de las masas populares.
  • Walras

    Sostuvo que la “definición de economía política aún no existe”, cuando criticó las definiciones de los fisiocrátas, de Smith, Ricardo, Say y Mill, porque no eran científicas: decir que el objeto de la economía política es proporcionar a la gente unos ingresos abundantes y al Estado unos ingresos suficientes, es como decir que la geometría tiene por objeto construir casas sólidas y que la astronomía tiene por objeto navegar con seguridad por los mares.
  • Economía Política pura

    Para Walras, la “economía política pura” era la teoría de la riqueza social entendida como “la suma de todas las cosas, materiales o no, susceptibles de tener un precio por ser escasas”, y su campo de acción: “la teoría de la determinación de los precios bajo un hipotético régimen de competencia libre perfecta”.
  • Keynes

    En la conferencia “Posibilidades económicas de nuestros hijos”, Keynes dijo que el hombre, una vez liberado de las “presiones económicas”, debía enfrentar el verdadero problema: “cómo ocupar el ocio, que la ciencia y el interés compuesto han ganado para él, para vivir con sabiduría y agradablemente” una situación en la que el arte y la cultura ocupaban un lugar central.
  • Robbins

    En el "Ensayo sobre la naturaleza y significación de la ciencia económica", criticó la definición de Marshall por ser materialista e identificar los bienes económicos con bienes
    tangibles que producen bienestar a los consumidores. Su argumento es que existen servicios, intangibles, que también producen bienestar, como una ópera, un concierto, un ballet. El empresario obtiene utilidades y, por tanto, no son ajenos al análisis económico.
  • Defensor de la economía.

    Robbins definió la economía como la “ciencia que estudia la conducta humana como una relación de fines y medios de satisfacción que, siendo escasos, se pueden aplicar a varios usos entre los cuales hay que optar”. Su definición se concentra en un as- pecto constante de la conducta humana para delimitar el campo de lo económico: la escasez relativa de recursos frente a fines (necesidades) diversos, lo que implica la elección.
  • Defensor de la economía

    A la estética le concierne cierta clase de fines. Lo bello es uno que se somete a elección, en competencia, por así decirlo, con otras cosas. A la Economía no le interesa en modo alguno ningún fin como tal. Se ocupa de los fines en la medida en que afectan la disposición de medios.
  • Robbins

    En su participación en diversas instituciones que administraban el arte londinense, Robbins defendió el apoyo a las artes con fondos públicos y privados, y expuso dos argumentos: la educación debe incluir desde temprana edad el contacto con las artes, pues éstas contribuyen a hacer más placentera la vida; la disponibilidad de lugares y servicios que den amplio acceso a las artes (museos, bibliotecas, teatros) y garanticen el conocimiento y la preservación de la herencia cultural
  • Keynes

    "El antiguo Egipto era doblemente afortunado. Debió a esto su fabulosa riqueza, porque poseía dos actividades: la de construir pirámides y la de buscar metales preciosos, cuyos frutos, desde el momento que no podían ser útiles para las necesidades humanas consumiéndose, no perdían utilidad por ser abundantes. La Edad Media construyó catedrales y cantó endechas. Dos pirámides, dos misas de réquiem, son dos veces mejores que una; pero no sucede lo mismo con dos ferrocarriles de Londres a York.
  • Keynes

    Keynes tuvo participación activa en la gestión de instituciones artísticas en Londres; desde 1941 fue presidente del Council for the Encouragement of Music and the Arts (CEMA), que en 1945 se convirtió en el Arts Council of Great Britain, hasta su muerte en 1946.
  • Keynes

    Con otros miembros del grupo de Bloomsbury, propuso varias ideas sobre la concepción y el papel de las actividades artísticas en la vida económica y social: el arte es un elemento esencial y un componente básico de una verdadera civilización humana; la experiencia estética derivada del consumo de bienes y servicios artísticos es diferente de la que proporcionan otros bienes y servicios; en los mercados de arte, el precio no es el único acicate de la creación artística.
  • Concientización.

    El interés de los economistas por el mundo del arte y la cultura comenzó con mayor rigor como objeto de estudio.
  • Baumol y Bowen

    La obra que le dio origen data de 1966: Performing Arts: The Economic Dilemma. Sus autores, Baumol y Bowen, observaron un dilema económico que luego se llamó “enfermedad de los costos”, propio de las artes escénicas (teatro, ópera, danza), y que llevó a una prescripción de política: el Estado debe subsidiar esas actividades.
  • La economía de la cultura es una subdisciplina de la ciencia econó- mica.

    ¿Cuál es el dilema que observaron Baumol y Bowen?
    Con los costos de operación de la Orquesta Filarmónica de Nueva York (1843-1964), el costo por presentación del Drury Lane Theatre (1771-1776), el del Royal Shakespeare Theatre (1963-196),
    los salarios de los artistas e intérpretes aumentan más lentamente que los salarios en general. La mayor parte de los costos totales de las artes escénicas corresponden a los salarios. Los costos totales de las artes escénicas muestran un aumento constante.
  • Enfermedad de los costos.

    Los salarios se igualan entre sectores y crecen a la misma tasa que la productividad del trabajo en el sector de alta productividad; esta situación genera dos efectos: el costo relativo de los bienes del sector de baja productividad crece en forma continua; el incremento del precio relativo de los bienes del sector de baja productividad, si su demanda no es inelástica al precio o no es elástica al ingreso, lleva a que los niveles de producción de dicho sector se reduzcan e incluso desaparezcan.
  • Primer organismo.

    Se creó la Association for Cultural Economics,
  • Mark Blaug.

    Diez años después de la publicación del libro de Baumol y Bowen, Mark Blaug preparó la primera compilación de artículos sobre la materia, The Economics of the Arts: Selected Readings, en cuya introducción señaló que hasta ese momento la sustancia de la sub- disciplina no justificaba un manual, pero sí un conjunto de lecturas que mostrara su campo de aplicación.
  • Otorgar dirección.

    Towse sugiere entender que la economía de la cultura ha ampliado el campo de acción de la economía, y aplicar el análisis económico a los fenómenos del mundo artístico y cultural.
  • Primer ejemplar.

    El primer ejemplar del Journal of Cultural Economics (JCE) se publicó en 1977. Los temas de ese número cubrían dos aspectos críticos en ese momento: la naturaleza y las características de los bienes y servicios culturales, y la financiación de las artes escénicas.
  • Kenneth Boulding

    Sentenció que la nueva subdisciplina era un conjunto difuso, con fronteras poco definidas. La economía de la cultura tiene sentido como especialización y como “colegio invisible” de personas que aprenden unas de otras porque son especializadas. Sus fronteras deben ser definidas, estudiar las relaciones de su propio subconjunto con el sistema más amplio así como sus relaciones internas, de lo contrario se pierde gran parte de los beneficios de la especialización.
  • Primera conferencia.

    La primera conferencia internacional de la Association for Cultural Economics se realizó en 1979.
  • Cambio de Nombre.

    La Association for Cultural Economics modificó sus estatutos en 1993, cuando adoptó su nombre actual, Association for Cultural Economics International (ACEI).
  • Estados del arte

    Throsby publica temas de análisis en el Journal of Economic Literature. Los temas son: formación del gusto por las artes, mercados de obras de arte, características de las artes escénicas, mercados de trabajo de los artistas y políticas públicas hacia las artes.
  • Incidencia en nuevas áreas.

    La historia reciente de la evolución del apoyo del gobierno se puede escribir como la traducción de las “artes” a la “cultura”, donde este último término abarca una gama mucho más amplia de “productos”, de los que son ejemplos el cine, la literatura y la artesanía. La culminación de este proceso se ha alcanzado con el énfasis contemporáneo en la “inclusión social”. (Peacock, 2000).
  • Nuevo enfoque.

    Frey sugiere que la economía del arte o de la cultura se puede enfocar desde dos puntos de vista: “el análisis de aspectos económicos o materiales de las actividades artísticas, y llevado al extremo, de las transacciones monetarias en el arte”; y “la aplicación al arte de la metodología ‘económica’, o más bien, del método de la ‘elección racional".
  • Etapa infantil.

    De acuerdo con Ginsburgh (2001), la economía de la cultura aún está en su infancia, pues su objeto no está bien definido y se sitúa en el cruce de varias disciplinas: historia y filosofía del arte, sociología, derecho, administración y economía. Pero su posición relativa dentro de la ciencia económica le da un amplio potencial de desarrollo
  • Progresos.

    Blaug distingue dos tipos de progreso: teórico y empírico. El primero, relacionado con la elaboración y el refinamiento de conceptos teóricos básicos, y el segundo, con las estimaciones de relaciones empíricas fundamentales. Según él, la economía de la cultura ha progresado en ambos campos desde 1966, aunque ha avanzado más en el campo empírico.
  • Ruskin

    La verdadera ciencia de la economía política, que aún no se distingue de la ciencia bastarda, consiste en la producción, conservación y distribución, en el momento y lugar más adecuado, de cosas útiles o agradables, y el cantante que con disciplina nunca fuerza su voz, igual que el granjero, el constructor de barcos y el albañil, son todos economistas políticos en el sentido verdadero y último, contribuyendo continuamente a la riqueza y el bienestar de la nación a la que pertenecen.
  • Throsby

    La definición funcional de la cultura permite emplear el término “cultura” en forma adjetiva más que sustancial, y hace posible hablar de “bienes culturales”, “instituciones culturales”, “industrias culturales” o del “sector cultural”.
  • Categorización JEL

    En 1991 la Journal of Economic Literature creó la subcategoría Z11: economía de las artes y la literatura.
  • Estados del arte

    Años después Blaug comenta en el Journal of Economic Surveys temas sobre: Formación de gustos en las artes, oferta y demanda de bie- nes y servicios culturales, industria de las comunicaciones, mercado del arte, historia económica de las artes, mercado de trabajo de los artistas, enfermedad de los costos, organizaciones artísticas sin ánimo de lucro y subsidios públicos a las artes.
  • Cambio de la definición.

    En un principio se le denominó economía del arte; el término arte se restringía a las artes escénicas relacionadas con la alta cultura y quedaban al margen el patrimonio cultural y las industrias culturales. Más tarde, Albi dijo: “se utiliza el término Economía de la cultura, en vez de las artes, como reflejo de la ampliación del ámbito de estudio”.
  • UNESCO

    El enfoque funcional de la cultura amplía el espectro de las actividades culturales, no sólo a la alta cultura –como las artes escénicas y visuales–, sino también al patrimonio y a las industrias culturales. Tal como las define la Convención sobre la protección y la promoción de la diversidad de las expresiones culturales de la UNESCO, las actividades y los bienes culturales expresan el “sentido simbólico, la dimensión artística y los valores culturales” de personas, grupos y sociedades.
  • Publicaciones especializadas.

    Se publicó el primer Handbook of the Economics of Art and Culture, en la serie Handbooks in Economics editada por K. Arrow y M. Intriligator, que presenta los avances más significativos en las distintas áreas de la economía.
  • Características de los bienes culturales.

    Throsby presenta en forma genérica varias características de los bienes culturales: transmiten mensajes simbólicos a quienes los consumen, son bienes de experiencia propiedades de los bienes públicos, en el centro de su proceso de producción está el trabajo creativo, están sujetos a la legislación de propiedad intelectual, y encarnan o dan lugar a formas de valor que no se pueden expresar totalmente en términos monetarios y que no pueden ser reveladas, bien sea en mercados reales o contingentes.
  • Formación del gusto por los bienes culturales.

    Formación del hábito (Pollak). Este modelo supone que las
    preferencias actuales del individuo son el resultado de los niveles de consumo anteriores; así, el consumo pasado afecta el consumo actual mediante la acumulación de hábitos o costumbres. Este modelo ha sido criticado porque se lo considera miope, porque ignora cómo se to- man las decisiones presentes de consumo, pues desconoce la ignorancia e incertidumbre que enfrenta el consumidor no informado sobre la calidad de los bienes.
  • Formación del gusto por los bienes culturales.

    Adicción racional.
    Supone una previsión del futuro consistente planteada para la música, sugiere que el gusto por la música es generado por un capital específico de la música que aumenta su apreciación en el futuro, lo que no implica la formación de hábitos o cambios de gustos de los consumidores. El capital de consumo cultural, es resultado de una función de producción doméstica asociada al bien particular, que incorpora la habilidad del consumidor para producir el bien transformado.
  • Formación del gusto por los bienes culturales.

    Aprendizaje a través del consumo. No conocen sus gustos verdaderos y los descubren por medio de experiencias repetidas en un proceso de aprendizaje secuencial. Intervienen elementos como La expectativa, que es estocástica y depende de experiencias previas agradables o desagradables; la sorpresa afecta a la expectativa futura. Con expectativas racionales, la ignorancia y la incertidumbre de la demanda de artes se resuelve con la exposición repetitiva y la experiencia del consumo.
  • Re-definición del concepto

    Hay un consenso razonable sobre lo que comprenden “las artes”: artes escénicas (música, danza, ópera y teatro), artes visuales y plásticas (pintura, dibujo, fotografía, escultura, artesanía), artes literarias (poesía, ficción, teatro, guiones, y algunas formas de no ficción como la biografía), ciertos tipos de películas y algunas prácticas nuevas como el videoarte que se derivan de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (Throsby, 2008).
  • Publicaciones especializadas.

    En 2008 apareció por vez primera una entrada titulada “Art, Economics of ” en The New Palgrave Dictionary of Economics, escrita por D.Throsby.
  • Conferencias internacionales.

    Hasta 2008 se realizaron quince conferencias internacionales sobre economía de la cultura.