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Nació en Toledo, Espada. Hija de Isabel I de Castilla y de Fernando II de Aragón
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En el año 1496 se casó con archiduque Felipe el Hermoso, primogénito de Maximiliano de Austria y de María de Borgoña, para así fortalecer la política internacional de su padre.
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En 1500, pasó a ser heredera de Castilla y Aragón.
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Empezó a manifestársele una enfermedad mental, determinada según algunos por la infidelidad de su marido, hacia quien sentía un amor apasionado.
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Juana y su marido fueron reconocidos como herederos por las Cortes de Castilla y de Aragón.
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Al morir Isabel la Católica, Juana I y Felipe I el Hermoso fueron proclamados reyes.
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Hicieron que Fernando el Católico renunciara al poder en Castilla para evitar un enfrentamiento armado.
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Don Fernando el Católico recuperó la regencia en Castilla en nombre del príncipe Carlos (el futuro Carlos I de España y V de Alemania), hijo de Felipe el Hermoso y Juana la Loca.
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Permaneció recluida en Tordesillas desde 1509 hasta su muerte en 1555.
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En 1516 murió y Carlos V fue proclamado rey de Castilla y de Aragón, de modo que doña Juana no llegó a suceder a su padre en la Corona aragonesa; pero nunca fue declarada incapaz por las Cortes castellanas ni se le retiró el título de reina.
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Desempeñó tales cargos hasta 1535, y al que sucedió su hijo Luis.
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La figura de Juana la Loca volvió a cobrar importancia.
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En diciembre de 1520 el ejército realista recuperó Tordesillas.
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Tras la toma de Tordesillas por parte del ejército de los comuneros el 29 de agosto de 1520, sus representantes fueron recibidos por la reina, pero ella se negó a intervenir en el conflicto en ningún sentido y a firmar ningún documento.
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En 1555 fallece Juana I de Castilla, asistida por San Francisco de Borja. Su cuerpo fue depositado en el convento de Santa Clara en Tordesillas.
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En 1573 fueron trasladados a la capilla real de la catedral de Granada.
