-
José Leonardo Tipán Lazo tiene 69 años, nació en Ambato, Ecuador, aproximadamente en 1956. Está casado, ha tenido cinco hijos (uno fallecido) y actualmente vive en una zona rural donde mantiene una vida activa en su comunidad.
-
Desde los 5 o 6 años trabajaba pastoreando borregos y ayudando en labores rurales. Vivía en condiciones humildes: casa de adobe, techo de paja, alimentación basada en granos básicos. No pudo continuar con sus estudios por falta de recursos.
-
A los 7 años fue entregado por su padre a otra familia para trabajar, bajo un sistema de “concierto”. Vivió lejos de su hogar, sin supervisión ni afecto parental constante.
-
Tras un intento fallido de huir a Quito, fue abandonado en el mercado de Ambato, donde sobrevivió varios días durmiendo en la calle, comiendo de la basura y aprendiendo a limpiar botas.
“Dormía con los cargadores… buscaba comida en el basurero… aprendí a limpiar botas.” -
Fue acogido por personas solidarias que le brindaron afecto, comida, techo y oportunidades. Estos lazos afectivos reemplazaron, en parte, los vínculos familiares rotos.
“La señora me trató como a un hijo… hasta me compró ropa y me dio una cama.” -
Entre los 14 y 17 años, vivió con un mayor de la policía en Quito. Por primera vez experimentó una vida estable, sin trabajo forzado, jugando, yendo al estadio y al teatro. Aprendió a leer y escribir.
“Eso sí era vida… compró una bicicleta para mí… aprendí a leer en Quito.” -
Durante su juventud y adultez temprana fue víctima constante de discriminación, especialmente por su origen indígena y rural. Esta vivencia dejó una huella de lucha por la dignidad y la justicia. “Este indio… este longo… sufrí bastante.”
-
Trabajó como ayudante de electricista, controlador de bus, mesero, limpiador de galpones, entre muchos otros oficios. Aprendió todos estos oficios de forma práctica, observando y adaptándose.
“Nunca me he cogido ningún trabajo… todo lo aprendí viendo.” -
A pesar de todo, logró formar una familia, comprar un terreno, y participar en la Junta de Agua Potable desde 1995. Recibió incluso una herencia de antiguos empleadores como muestra de afecto y respeto.
“De mi papá no tengo herencia, pero de la gente que cuidé sí… me dieron un terreno.” -
José tiene 69 años y vive con parte de su familia en un terreno que él mismo logró adquirir con esfuerzo. Participa en la Junta de Agua Potable, donde ha trabajado desde 1995. Agradecido con la vida, valora la salud como su mayor riqueza, y transmite a sus hijos y nietos la importancia del esfuerzo, la honestidad y la educación.
“Yo me defino como una persona que en realidad Dios me ha puesto en el mundo para que vea lo bueno y lo malo, y seguir luchando.”